OPINIóN
Actualizado 03/05/2021
Jesús Garrote

Tenemos la suerte de ser de pueblo y haber mamado los oficios que se están perdiendo. Desde hace cincuenta años que se fundó la casa escuela Santiago Uno se dijo que ser agricultor es una profesión, no una condena. Dar la palabra a la gente del campo siempre fue muy de Milani.

Se organiza buscando soluciones. Quiero pensar y algunos números lo reivindican que el 95% de nuestros alumnos se integran socialmente y consiguen una vida digna e independiente. Pero de los seiscientos alumnos siempre hay algunos a los que por mucho voluntariado que se haga no dejamos de darle migajas profesionales. Es decir, no lo mismo que a nuestros hijos.

Se sigue criminalizando la exclusión social de niñas inocentes que pagan perversiones adultas y una parte de la sociedad quiere a los inmigrantes como esclavos. En plena pandemia la desigualdad aumenta y el cambio climático también.

Nuestro proyecto ecosocial quiere escuchar al Sur, creemos que es momento de escuchar a los pastores y a los que verdaderamente sostienen esta sociedad del bienestar que se tiene que ampliar sin tanto coste ambiental y de exclusión de una mayoría en el mundo.

Pretendemos desde una pequeña realidad representativa, sentarnos a cocrear soluciones entre nuestro equipo educativo, nuestros chicos, empresas, universidad, ONGs y administraciones.

Hemos empezado la andadura de la Fundación Mil Caminos con una maravillosa herencia de compromiso social. Pretendemos una simbiosis entre la España vaciada y el talento de nuestras chicas y chicos.

Estos oficios de nuestros sabios antepasados, más ecologistas que nadie, pueden ser una terapia definitiva para muchos males urbanos.

Tenemos la suerte de contar en el congreso con líderes de proyectos sostenibles, Energías sin fronteras, queseros, pastores, un gran mesa para la inclusión y un bonito día práctico de múltiples talleres de esquilado, ordeño, drones, etc. Tradición e innovación unidos.

En tiempos de pandemia pretendemos una convivencia intercultural e intergeneracional segura, que abra nuevas oportunidades a nuestros alumnos.

Humildemente no podemos parar de construir puentes cuando hay tanta gente sufriendo injusticias y ahogo por falta de recursos.

Partimos de historias de vida reales arriesgadas, sin opción a acomodarse.

Esperamos pasar unos días muy divertidos aprendiendo, generando alianzas fructíferas de emprendimiento en economía circular, con los objetivos de desarrollo sostenible y la integración social por bandera.

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