OPINIóN
Actualizado 22/04/2021
Gabriel Servera

"Solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo"

Warren Buffett.

Ya ha transcurrido holgadamente un año desde la caída más violenta de la historia de los mercados y que dio lugar a la recuperación más rápida también de la historia. Fueron muchos los inversores a los que este movimiento pilló a pie cambiado y muchos son también los que se han intentado subir al carro buscando su trozo de pastel en medio de un rally alcista que parecía infinito.

Durante todo este último año no he dejado de insistir a través de las RRSS, intentando generar una mentalidad inversora realista, en que las subidas vividas desde abril hasta finales de 2020 estaban viendo nacer una generación de especuladores que solamente habían operado durante subidas jornada tras jornada y que no estarían preparados para capear el temporal cuando la mar se pusiese mínimamente brava?

Pues bien, ya han quedado atrás los grandes momentos de pesimismo generados por la pandemia, y las enormes alzas generalizadas que los acompañaron durante meses en ciertos sectores como el de las energías renovables o el de las empresas de crecimiento, aún sin un negocio sólido y consolidado, ya han corregido de forma violenta dejando cantidad de inversores "enganchados" o que, en el mejor de los casos, veían esfumarse en unas semanas las plusvalías obtenidas durante los mejores meses para la renta variable que muchos recordamos.

La rentabilidad es una carrera de fondo donde el tiempo es nuestro mejor aliado. No sirve para nada obtener plusvalías en momentos puntuales si no hemos desarrollado la capacidad de mantenernos rentables año tras año. Pues serán años de rentabilidad constante, sumados al interés compuesto y no la búsqueda de operaciones millonarias que nunca llegan a buen puerto, lo que lleve a multiplicarse nuestra cartera de forma significativa y sólida.

Cualquier especulador sin experiencia ni conocimientos puede cerrar una operación ganadora e incluso durante rallies alcistas como el que hemos vivido encadenar sucesivas operaciones con pluses que le induzcan a una falsa creencia sobre unas cualidades como especulador que no posee. Pero el mercado que es paciente y justo, acaba colocando absolutamente todo en su lugar. Igual que cualquier tenista amateur podría ganarle un tanto a Rafa Nadal pero es totalmente improbable que consiguiera ganarle un partido completo, sucede con este negocio. Se puede batir al mercado en una ocasión, en 10 o incluso un año entero. Pero si quieres ganarle la partida te llevará años de sacrificio, formación y perseverancia. Exactamente el mismo camino que ha tenido que recorrer Rafa para darnos tantas alegrías.

El trading es una actividad increíble que bien ejecutada proporciona tiempo libre, movilidad geográfica y grandes alegrías. Si esto fuera tan sencillo como abrir cuenta en un bróker y comenzar a operar, ¿Alguien duda que no habría médicos, abogados, jueces, ni ingenieros? Todos estarían viviendo de la renta variable sin haber tenido que perder media vida en formarse en sus respectivos oficios? Por tanto, seamos realistas y admitamos que no puede ser tan sencillo como lanzar unas compras al azar y ver llover los pluses. De hecho, volviendo a las profesiones anteriores, jamás vi un médico trasplantando un corazón y una vez fallecido el paciente acudiendo a los libros en busca de una explicación, ni a un ingeniero construyendo puentes y preguntándose por qué no se mantienen en pie, antes de finalizar sus estudios. ¿Por qué nos obcecamos entonces con hacerlo al revés en el trading?

Espero que esta columna, ayudada por una pequeña dosis de realidad que el mercado ya está administrando sirva para concienciar de la importancia de especular en base a un sistema rentable que dirija nuestras inversiones y controle el riesgo.

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