Profesor de Derecho Penal de la Usal
Este 14 de abril el presidente del gobierno en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados recordó el nonagésimo aniversario de la proclamación de la II República con elogios y la definió como un "vínculo luminoso de nuestro mejor pasado". Ciertamente, y aunque en la II República se cometieran errores, el régimen supuso un avance considerable en la concepción de los principios e ideales de un Estado Social y Democrático de Derecho, de la solidaridad y de la búsqueda incesante del equilibrio económico, de la justicia social y de la abolición de los privilegios ancestrales que poseían los caciques, los terratenientes y los poderes fácticos.
El recordatorio del presidente fue, en consecuencia, acertado, sensato y coherente. Lo mismo hicieron en los medios de comunicación, un buen número de historiadores españoles y extranjeros. Pero las desalmadas respuestas llenas de odio y resentimiento de los líderes de la derecha política no se hicieron esperar y consiguieron reimplantar la bronca permanente; esa de la que se alimentan y en el templo de la democracia Casado y Abascal acusaron a Sánchez de querer dividir a los españoles y que el PP no celebra fechas que han dividido a los españoles, que lo que defienden es el "Estado de Derecho" (Casado) y Abascal fue más lejos argumentando que la II República fue un "régimen criminal secuestrado por socialistas y comunistas y que llevó a España a la guerra civil". Casado prosiguió sus ataques a Sánchez acusándole de "chulería, incompetencia y de insultar a los españoles" ¿Cómo es posible que estos políticos conservadores actúen con esta agresividad verbal impropia de un país que necesita como el agua los acuerdos y los consensos? ¿Cómo es posible que ante la defensa por parte del presidente del gobierno de lo que supuso la proclamación de la II República se responda con ese furibundo ataque cuando lo que defendió el presidente fue el grato recuerdo del impulso hacia la luz que supuso el entusiasmo colectivo generado por la defensa de los valores de libertad, igualdad, fraternidad y justicia social que suponía terminar con la concepción de la vieja y casposa España?
En primer lugar, lo que les ocurre a estos líderes que vituperan los ideales que defendió la II República y en el momento concreto en el que sucedió ?recordemos que España a principios del XX sociológicamente seguía viviendo más en la Edad Media que en la Moderna y desde luego muy lejos de la Contemporánea- es que están inmersos en una ignorancia impropia de unos líderes políticos avanzados y modernos, que creo ignorancia voluntaria "a sabiendas" porque forman parte y son herederos intelectuales de quienes ejercieron el poder político en tiempos pretéritos, es decir, los que disfrutaban de los privilegios ancestrales y oprimían al pueblo.
En segundo lugar, debido a que después de la consolidación del actual estado democrático, fruto de la transición y la Constitución del 78, no se ajustaron cuentas con el pasado dictatorial franquista -en el sentido de que toda la sociedad española interiorizara que el régimen de Franco fue un régimen deplorable y tirano asimilable a los de Mussolini, Hitler o Stalin- porque fueron 40 años de persecución sistemática a los que pensaban de otra manera, materializada en ejecuciones (sobre todo en los primeros años de la dictadura), de torturas y vejaciones en las cárceles y fuera de ellas, de humillación hacia los vencidos y exiliados, seguiremos soportando el pesado y duro lastre de que una buena parte del ámbito social y político (sectores mayoritarios de la actual derecha política y sobre todo con la irrupción de Vox) sigue defendiendo el régimen de la dictadura de Franco que, por otra parte, ha sido condenado por Naciones Unidas y por el resto de organismos internacionales defensores de los Derechos Humanos.
Esa conexión diabólica entre la derecha y ultraderecha española con los ideales de la dictadura franquista son cada vez más sólidos. El ejemplo lo tenemos con el lema de campaña del PP en las próximas elecciones de la Asamblea de la Comunidad de Madrid "comunismo o libertad". Este lema forma parte de las mismas arengas propagandísticas inventadas por el régimen de Franco y que incluso quisieron darle carácter de investigación científica cuando Vallejo Nájera, "El Mengele de Franco", psiquiatra, jefe de los servicios psiquiátricos del ejército franquista y director del gabinete de investigaciones psicológicas afirmó -y decía que era con argumentos científicos- que los rojos eran seres inferiores porque el "gen rojo provocaba malformaciones característicos del marxismo y del socialismo y quién lo tenía era un ser infrahumano malvado". Además, según Vallejo Nájera, el gen rojo también provocaba fealdad; por eso -decía, aunque ahora nos suene a chiste malo- " Franco era más guapo que Azaña". Con estos argumentos supuestamente científicos el Régimen justificó la segregación de los hijos de las presas republicanas en las cárceles. Los niños de las presas eran arrancados de sus madres a los tres años para entregárselos a sus familiares o a instituciones de caridad, aunque la realidad es que muchos de ellos eran separados de sus familiares para siempre y entregados en adopción a familias adeptas al Régimen. Este lema lo que pretende es adoctrinar e intoxicar a la sociedad haciéndoles ver que los buenos españoles son los herederos de la sociedad franquista y los malos los comunistas, los socialistas y los anarquistas, es decir, aquéllos que trajeron la libertad, la democracia y el Estado de Derecho con la llegada de la II República, en 1931.