La luz sube hasta el sol entre árboles de estrellas
la transparencias de la tarde llega hasta tus ojos
la piedra pone una gota de oro en el paisaje
y toda la ciudad es quietud y movimiento.
Somos un instante en el espacio
una sombra en el tiempo, flor en la memoria
mientras la palabra atesora un pensamiento
que envío hacia ti, en los sedientos cauces de las horas.
Detrás del mundo percibo
los aires de la calle, los pasos hundiéndose en la gris supervivencia
que se oculta en los huecos del silencio
y la ciudad queda extasiada de luz, extasiada de ti.
Los árboles recién amados por la lluvia
dibujados en el horizonte azul de mediodía
suben hacia el jardín del sol, hacia ti
en los prodigios eternos de la sola libertad.