Qué bello resplandor de primavera,
qué dulce despertar sin la grisura,
qué rica variedad en la espesura,
brochazos de color en la ladera.
Estrenar estación como era nueva,
azul intenso sobre la llanura,
infinito, despliega su hermosura
llenando, con su aroma, la vereda.
Henchida de belleza enarbolada,
la fiebre de brotar encadenada
despliega, con inmenso afán, sus alas.
El alma va entonando, arrebolada,
cual gama de sonidos en las ramas,
el más bello trinar de la mañana.