SETENTA VIOLETAS
El magno Hacedor dispuso que Violeta Boncheva naciera en primavera y en ese país de los Balcanes llamado Bulgaria.
No podía ser en otra estación, pues de ella (de su corazón, quiero decir) brotan flores (versos, quiero decir) cuyos colores y aromas sirven de bálsamo para sobrellevar las dificultades cotidianas.
La poesía de Violeta es de un temple duradero. El corazón de Violeta bombea generosidad hacia los demás, pues no se agota por ir traduciendo a buen número de poetas de lengua castellana, Salinas en primer término. Pero ella, más que traductora, es poeta-poeta, y por ello debemos celebrar sus primeros setenta años, cumplidos este 1 de abril.
Mi celebración de la obra y la vida de Violeta Boncheva es incondicional. Por ello, desde Salamanca, desde mi Universidad (a la que ha dedicado un hermoso poema para celebrar sus VIII siglos), dejo que mi afecto y gratitud vuelen hasta Stara Zagora, y se sumen al festejo por la existencia de una poeta a la que he sabido apreciar en grado máximo.
Alfredo Pérez Alencart
Universidad de Salamanca
PD: También me permito recordarle este poema escrito en 2013 y a ella dedicado.
La poeta y traductora búlgara Violeta Boncheva
VIOLETA BONCHEVA
Tiendes al abrazo
más fraterno
y a lo que deja
huella,
eco infinito,
traducciones del
asombro
que nos conserva
vivos.
Esa puerta tuya
deja que pase
el mundo.
En tu voz
se oyen
las nuestras.