En Castilla y León, y también en Salamanca, no faltan las torrijas, el dulce por excelencia de la Semana Santa, y que se suman otros no menos apetitosos
La Semana Santa es también una invitación a endulzar el paladar con algunos de los dulces típicos de estas fechas. Dulces que son una tradición a lo largo y ancho de la geografía española, si bien en cada zona son más característicos unos que otros.
En Castilla y León, y también en Salamanca, no faltan las torrijas, el dulce por excelencia de la Semana Santa, y que se suman otros no menos apetitosos, como los pestiños con miel, la leche frita, las rosquillas...
Los crujientes pestiños son otro de los dulces típicos de Semana Santa, fritos y decorados con miel; así como los buñuelos, tradicionalmente rellenos con crema, aunque hoy en día podemos encontrar diferentes variedades y sabores. En España aparecen recetas para la elaboración de buñuelos desde el siglo XVI, siendo la primera sociedad que consumió buñuelos la morisca. Sus ciudadanos, gente humilde, desempeñaban también el oficio de vendedores ambulantes de buñuelos. Dulce que se tomaba frito en aceite y cubierto de miel. La costumbre se cristianiza dentro de la cocina conventual del medievo.
También en Semana Santa se elaboran los huesos, un dulce con forma de dedo y que una vez frito se espolvorea con azúcar.