Jacqueline Alencar, Alfredo Pérez Alencart, Albano y Kay Martins, el Colegio Fonseca de la USAL (2009)
Dejo conocer cuatro poemas escritos por autores de mi preferencia, así pasen los años.
Dos poetas son de Portugal (Martins y Salvado) y dos de Brasil (Barroca y Alves de Faria).
Quede así un testimonio más de mis afectos y trasvases.
ALBANO MARTINS (Portugal)
AQUÍ SE DICE "¡BUENOS DÍAS!"
Se llega a casa y se dice: aquí
están anclados el amor
y la alegría, aquí
vive la risa. Aquí
se dice: "¡Buenos días!" Esta
es nuestra casa. En ella
los amigos viven
cogidos de las manos, los pájaros
hacen nido. Aquí
las golondrinas no empollan
los huevos de la violencia,
el desamparo,
el dolor.
Cláudio Aguiar, Marcia Barroca y Celia Salsa, con el Pan de Azucar y el mar de Río de Janeiro, detrás
MARCIA BARROCA (Brasil)
TATUAJES
A través de las retinas tatuadas
por la violencia
calla la simiente tejida
en úteros desiertos
Son huérfanas de paz
Unas
reactivas luchan
generando esperanza
Otras
se dejan humillar
y en su mirada ausente
podemos percibir su dolor
Sus voces
casi siempre olvidadas
se rebelan en un espasmo
de justicia y soledad
Es necesario oír lo que dicen
Es primordial acoger su canto de fe
Guerreras
Traen en su rostro arrugas profundas
universos solo suyos
perdidos
en un abanico de estigmas
Latigazos
no destruyen sueños
pero marcan como hierro ardiente
el encanto y el misterio de ser mujer
António Salvado, Adelaide Neto, Jacqueline Alencar y Alfredo Pérez Alencar, en Salamanca
ANTÓNIO SALVADO (Portugal)
EN ALABANZA DE LA MUJER
La sangre brota de tu rostro puro,
oh madre tan flagelada en todo tu cuerpo ?
vivencia del crepúsculo
sin conocer del día comodidad alguna.
Manos asesinas cruelmente encendidas
niegan constantemente tu juventud ?
oh vergel de belleza
a quien cortan raíces flores frutos.
Y por el tiempo fuera
has sido la avidez de la tiranía ?
oh mártir aguardando el momento
en que resurgirás
de tu vida cual única señora.
Álvaro Alves de Faria, A. P. Alencart y Ana María Machado, en Salamanca (2010, foto de Jacqueline Alencar)
ÁLVARO ALVES DE FARIA (Brasil)
EL PÁJARO
El pájaro de alas heridas,
ave cortada por dentro
por ese cuchillo afilado del verdugo.
El pájaro no vuela
y se deja olvidar
cuando debería vivir
su palabra más aguda
en la oscuridad de su silencio.
No debería ese pájaro
herirse más ante
las ventanas insanas
de largas alas y uñas afiladas.
No.
No debería ese pájaro
con sus heridas
vivir en esa cárcel
que cerca su vida.
No debería ese pájaro
interrumpir su día,
no debería ese pájaro,
no debería.
La palabra que desvela
lo que agrede y lastima,
la costura en la boca
con agujas del ultraje.
Esa mujer,
ese pájaro,
ese paso,
ese pozo.
Sueño, mujer, tu espacio,
tus alas.
Sueño, mujer, tu gesto
en la meseta más extensa
con tu sabor de mora
que nace a la mesa
y renace
en el árbol dueña de sí.
El espejo que se rompe
a la mirada del olvido:
que se rompan todos,
pero que se salve tu rostro
en lo que tienes por sentimiento.
Las manos tejedoras
tejen la tez que te pertenece,
la vida que te es debida,
ave ávida por vivir,
así mujer,
así pájaro.
El labio de vidrio que se parte,
un objeto,
un destino,
el llanto que lava el rostro.
No puede ser más así.
Apagada que está en el cielo,
la estrella fue hecha para brillar:
el golpe brutal del verbo y del gesto
no cabe en el recinto de la vida.