Santiago García, ganadero. | Jorge Holguera


LAS VILLAS
Actualizado 05/03/2021
Jorge Holguera

En su opinión la hostelería "está ruinosa" y el ovino "está por igual catastrófico"

Cada vez es más difícil encontrar rebaños de ovejas pastando en la extensa llanura cerealista. El oficio de pastor se va convirtiendo en algo romántico que siguen manteniendo personas con espíritu romántico. Santiago García Vallejo es una de esas personas que disfrutan de su trabajo, parte de su tiempo la dedica a su rebaño de ovejas y otra parte a la hostelería.

Su granja está en la finca Vista Alegre de Aldearrubia y su Bar Marsella con asador de pollos en la calle Colombia de Salamanca. Ambos negocios no atraviesan su mejor momento. La actual situación de pandemia contribuye a que los resultados económicos se alejen de los deseados, no obstante, hay un sentimiento de amor al trabajo que hace que este profesional siga al pie del cañón a sus 67 años. En palabras de este ganadero y restaurador, la hostelería "está ruinosa" y el negocio de las ovejas "está por igual catastrófico". En el caso del bar, están esperando poder abrir las puertas de este para poder empezar a hacer frente a las deudas que van acumulando a causa de las restricciones impuestas.

Las ovejas de Santiago García están destinadas a la producción de corderos. En este caso el coronavirus también está haciendo mella en la actividad porque por ejemplo en otros años, en fiestas como las águedas o los quintos solían servir corderos en los banquetes y en el caso de este hostelero y ganadero obtiene más rentabilidad dándolos esta salida. Aunque la mayor parte de su producción tiene su salida en Palencia.

Santiago añora aquellos tiempos en que los ganaderos de ovino acudían con sus ganados al mercado de Salamanca para hacer sus ventas y compras. Allí el clima era diferente, quizá conseguían algo un precio más sugerente, se encontraban entre colegas y compartían un café.

Lo positivo de este año es el tiempo, que por suerte ha dejado buenos pastos para complementa la alimentación de las ovejas. Las suele echar maíz, avena, forraje y paja. La mayor parte de su rebaño es de raza churra, una raza "muy precoz a la hora de la gestación, y que se adapta a cualquier terreno". Su carne también es "mucho más valorada, porque es muy fina y no tiene mucha grasa", explica.

Este oficio es de familia. Ahora su hijo, Rubén García, quiere darse de alta como ganadero, pero la burocracia y los requisitos son muchos y le hacen pensar bastante adentrarse en este mundo. Padre e hijo comparten el amor por esta profesión, al igual que Emilia García, la hermana de Santiago García, que comenzó en esta aventura ganadera con él. Ambos descienden de una familia de cabreros de San Cristóbal de la Sierra. Sus padres, Emilio García y Genoveva Vallejo, fueron cabreros. En la zona son conocidos como los Curinas de Cristóbal. Genoveva Vallejo era hija de Santiago Vallejo, más conocido como El Tio Curina de Cristóbal. Santiago García recuerda con cariño a su abuelo y cuenta que tenía una caseta en el monte y alrededor, fue montando casetas con corral para cada uno de sus ocho hijos. Todos ellos fueron cabreros.

Santiago García se fue a Salamanca con doce años, después se dedicó a la hostelería y se hizo con un rebaño junto a su hermana. Hay grandes dosis de romanticismo en esta profesión ganadera, sobre todo ahora en que las dificultades de la situación actual hacen complicada la posibilidad de obtener beneficios. En su caso, que confiesa que nació entre animales en un chozo, valora mucho lo que aporta el ganado. "Llegar a mi explotación, ver mis animales, ver que están bien, que paren y las crías, se crían bien...", gracias a todo esto "disfrutas tanto de lo romántico más que de lo económico". En conclusión, afirma que "cuenta lo económico porque si no, no se tendrían, pero prevalece el amor a lo que haces". La razón sentimental justifica el mantenimiento de esta actividad en este caso en particular, pero no es suficiente para generar los recursos que necesita un joven para emprender, en opinión de este pastor.

Santiago García sigue así pastoreando, como sus antepasados, en vez de cabras, ovejas, cuyo rebaño sacará con la ayuda de su perro Capitán a partir de mayo, cuando el buen tiempo haga más fácil el pastoreo y más adelante la rastrojera.

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