El poeta Álvaro Alves de Faria en octubre de 2007, recibiendo el diploma de Huésped Distinguido de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
Dejo conocer la traducción que hice del poema escrito por Álvaro Alves de Faria (São Paulo en 1942), uno de los más notables poetas brasileños actuales y quien el pasado 5 de diciembre recibió el importante 'Premio Poesía y Libertad Alceu Amoroso Lima 2018', por el conjunto de su obra poética. El poeta es autor de más de 50 libros en Brasil, especialmente en poesía. También es autor de obras de teatro. Otros 19 libros los ha publicado en Portugal, además de los 7 aparecidos en España. Alves de Faria se considera un militante de la poesía desde los tiempos de El sermón del Viaducto, en los años 60, cuando realizó 9 recitales en el Viaducto do Chá, en São Paulo, con micrófono y cuatro altoparlantes. Por este motivo fue detenido cinco veces por la Policía. El Sermón del Viaducto acabó siendo prohibido. Hacia finales de los 70 la censura también prohibió su libro 4 Cantos de Pavor y Algunos Poemas Desesperados. En los años 80 su obra de teatro Sálvese quien pueda que el jardín se está incendiando, que recibiera el Premio Anchieta de Teatro, en su momento uno de los más importantes de Brasil, también fue prohibida de llevar a escena durante ocho años. En 1969 el poeta estuvo preso durante 11 meses como subversivo y por dibujar los carteles del entonces Partido Socialista Brasileño. Tres años después recibió un disparo en el oído, cuya bala todavía está alojada en su cabeza, como herencia de la dictadura militar brasileña.
Como agradecido Huésped Distinguido de Salamanca, Alves de Faria siempre tiene presente a la ciudad y a los suyos, como en este caso con Diego de Torres Villarroel, a quien dedica el poema que trasvasé al castellano.
POEMA PARA DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Soy un bailarín del disfrute
a la búsqueda del caos establecido,
ese que desgobierna la vida
con la bandera de la anarquía posible de vivir.
Mi guitarra es de aullidos de lobos antiguos,
los que están muertos en las montañas lejanas
apartando con las manos los espíritus
que afligen la vida de los que no saben.
El Gran Piscator Salmantino
transitó las calles de Salamanca
como un ser de la nada,
aquel que rompe las reglas de la buena costumbre.
Heme aquí entero, escribiendo repugnancias,
el mundo no es eso que pisa mi paso titubeante,
soy el torero de los fantasmas
y el médico de los que ya murieron.
Debe existir otra cosa que no sé,
sacerdote que soy de lo que se destruyó
en esa música de guitarras con cuerdas rotas
en este tiempo en que nada está en el lugar.
Los pasillos de la Universidad me silencian
por dentro un silencio que desconozco
y olvido ser el vándalo de todo
para poder reírme de mí mismo.
Estatua de Torres Villarroel (foto de Jacqueline Alencar)
POEMA PARA DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Sou um bailarino do ócio
à procura do caos estabelecido,
esse que desgoverna vida
com a bandeira da anarquia possível de viver.
Minha guitarra é de uivos de lobos antigos,
os que estão mortos em montanhas distantes
retirando com as mãos os espíritos
que afligem a vida dos que não sabem.
El Grand Piscador Salmatino,
caminho as ruas de Salamanca
como um ser do nada,
aquele que rasga as regras do bom costume.
Eis-me inteiro escrevendo repugnâncias,
o mundo não é isso em que piso meu passo incerto,
sou o toureiro dos fantasmas
e o médico dos que já morreram.
Deve existir qualquer coisa que não sei,
sacerdote que sou do que se destrói
nessa música de cordas quebradas de guitarras
neste tempo em que nada está no lugar.
Os corredores da universidade me silenciam
por dentro um silêncio que desconheço
e esqueço ser o vândalo de tudo
para poder rir-me de mim mesmo.
Álvaro Alves de Faria y Alfredo Pérez Alencart, en el Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca (2018. foto de Jacqueline Alencar)