La pandemia está dificultando la conciliación de las familias salmantinas. Foto de Lydia González


LOCAL
Actualizado 12/02/2021
Lydia González

Los confinamientos de los escolares suponen la reorganización de jornadas laborales e incluso la contratación de personas que cuiden a los pequeños, como nos han contado tres madres

La pandemia ha traído con ella muchas dificultades y a nivel escolar una de ellas es la conciliación laboral y personal de muchas familias salmantinas en el momento que se localiza un positivo en las aulas, como es el caso de la familia de María que, desde el inicio de curso en el Colegio María Auxiliadora, lleva tres confinamientos con sus hijos de infantil y primaria.

Por su experiencia, la falta de tiempo de previsión y que la situación sea tan repentina hace que la conciliación sea casi imposible: "trabajando el matrimonio y con dos niños en edad escolar la organización es difícil y más teniendo en cuenta que no tienes opción de teletrabajar".

Por eso, haber vivido la misma historia tres veces les ha llevado a tener que contar con personas ajenas al hogar, pagándoles y asegurando que no existe riesgo para el cuidado de sus hijos, "te avisan, hacen los antígenos, el niño tiene que estar aislado diez días y luego repiten con la PCR para confirmar los negativos y ahí ya buscamos a una persona".

En una de estas ocasiones, uno de los niños tenía que aislarse, ambos padres seguían trabajando y el otro niño acudía al colegio. "Menos mal que los antígenos y PCR siempre han sido negativas porque nosotros seguimos trabajando, no podemos parar, el otro niño va a clase y una persona viene a mi casa cada día". Esta familia ha tenido que recurrir a dos terceras personas para intentar normalizar la situación y aunque entiende la situación y las actuaciones que se llevan a cabo dice que "los protocolos de los colegios están claros, pero los protocolos de cada familia no".

El teletrabajo, la 'tabla de salvación'

Arantxa Merino es otra de esas mamás que, junto a su marido, han tenido que reorganizarse para poder adaptarse cuando el centro educativo les informó que había un posible caso positivo de Covid en la clase de su hijo de 2º de infantil, en el colegio San Estanislao de Kostka.

Esta historia comenzó cuando la madre de una alumna informó por el chat de clase de que era positivo y de que su hija se iba a quedar en casa a la espera de realizar una prueba PCR, por lo que en este momento decidieron confinarse. Con una comunicación fluida con el centro y el grupo burbuja aislado, los niños quedaron a la esperar de realizarse pruebas de antígenos una semana más tarde (el 27 de enero) y los test PCR llegaron el día 30 siendo todos negativos.

La familia de Arantxa se adaptó bien a la situación al ser su hijo mucho más mayor, su marido seguir trabajando y ella poder teletrabajar, ya que es funcionaria, aunque reconoce que "no todas las familias lo han tenido tan fácil". Además, los rastreadores no les daban el alta hasta no tener indicaciones del Sacyl independientemente del centro educativo.

Por otro lado reconoce que a nivel educativo "no supone un mayor problema, puesto que los pequeños tenían una hora de clase online por la mañana y la tutora enviaba fichas para seguir las rutinas. Aquí lo más difícil es teletrabajar y estar a la vez con un niño de 5 años que unos días hace todas las tareas contento y otro día es incapaz de seguir la hora online, no puedes dejarlo solo".

Madrugadores y comedores, otras piezas del puzle

El caso de la familia de Eva Martínez es diferente puesto que su hijo se expone a tres frentes cada día al acudir al programa madrugadores, a clase de 3º de primaria y al comedor en el Colegio María Auxiliadora . En este último fue donde saltaron las alarmas cuando una niña dio positivo aunque el riesgo de contagio era muy leve al estar divididos por un lado infantil y por otro primaria y secundaria y, a su vez, en mesas de tres personas donde se quitan la mascarilla para comer.

Así, a pesar de que la niña positiva se encontraba alejada, el procolo a seguir era enviar a todos los niños del 'grupo de convivencia' a casa durante diez días a la espera de realizar las pruebas PCR, "creo que los protocolos en los colegios son seguros y es preferible mandarlos a casa si saltan las alarmas".

Desde su punto de vista, "el contagio en las aulas es difícil porque los niños de primaria están con mascarilla durante toda la jornada lectiva, con reducción de ratio y distancia de seguridad, por lo que el riesgo en el comedor existe aunque sea mínimo y dependiendo de tu círculo de contacto".

La conciliación de esta familia no ha sido un gran problema al no tener más niños en casa y ambos padres trabajar en la administración pública, pudiendo adaptarse y teletrabajar para estar con su hijo ya que, aunque el niño tenía la obligación de estar confinado, los padres son considerados 'contacto de contacto'.

Además, para Eva, "estas situaciones puntuales no afectan al curso escolar si se hacen las tareas y esos días sigue el curso online, y menos tratándose de estos cursos y un año tan excepcional. Hay que mantener las clases presenciales y mandarlos a casa si es necesario".

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