OPINIóN
Actualizado 10/02/2021
Santiago Bayón Vera

Las fuentes literarias nos refieren la existencia de mucho más arbolado y menos terreno roturado en el Centro y Norte peninsular, al menos al comienzo de la romanización. Las poblaciones podrían ser consideradas, en su mayoría, como aldeas, excepto las situadas en la Bética y Levante, y la ganadería se concentraba en los centros de población.

Alusiones a la riqueza ganadera de la Península (en Lusitania y Celtiberia) son frecuentes en los escritos de Estrabón, de los que puede inferirse que grandes vacadas pastaban en las riberas de los ríos andaluces. La localización de la Bética en el mito de Gerión constituye una prueba de la abundancia de esta especie en aquella región (Estrabón, III, 148; 150; 169.

La Bética o Turdetania era descrita por Estrabón como "región maravillosamente fértil", cuyas tierras estaban "cultivadas con gran esmero, y además, para recreo de la vista, la región presenta arboledas y plantaciones de todas clases admirablemente cuidadas". Como expresión de su potencial agrícola el citado geógrafo narra: "De Turdetania se exporta trigo, mucho vino y aceite; éste además no sólo en cantidad sino de calidad insuperable. Exportase también cera, miel, pez, mucha cochinilla y minio mejor que el de la tierra sinópica. Tiene sal fósil y muchas corrientes de ríos salados, gracias a lo cual, tanto en estas costas como en las de más allá de las columnas, abundan los talleres salazón de pescado y se producen salmueras tan buenas como las pónticas" (Libro III "Geographica", 2, 6).

Asimismo, la Península criaba excelentes razas de ganado ovino que proporcionaban lana de gran calidad. Marcial (V, 37,3; VIII, 28,5; IX, 61,3; XII, 98,2), Plinio (NH VIII, 191) y Columela (VII, 2,4) nos hablan de la lana hispana y, en concreto, de la producida por las ovejas de la Bética, que aseguran ser de color dorado, aunque también hacen referencia a otras de "color oscuro", y de la mejor reputación.

Incluso Juvenal atribuye a la bondad de los pastos, a la calidad de las aguas béticas y al benévolo clima, la excelente calidad de la lana bética. Un ganado ovino que, además, constituía la base de la alimentación de numerosos pueblos, como los beríbraces..

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