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¡Indecentes! Así, entre exclamaciones. Porque carecen de decencia en sus acciones y en sus excusas. No tenían honradez alguna cuando acumulaban capitales en una caja B para cobrar sobresueldos o, peor aún, para invertir fraudulentamente en unas elecciones, y lo hicieron.
¡Indecentes! Sin dignidad ni memoria, cuando basan su defensa en que eso son cosa del pasado. ¡Todos los delitos son del pasado! Los futuros no se pueden juzgar.
Ellos, indecentes. Y la sociedad que ampara sus argumentos, vendida a la sinrazón; presa de fanatismo partidista; ingenua e inculta. Vaya usted a ponerle a cada quien su apellido, que son muchos los que abrazan las tesis de los Casado Boys estos días.
No sé si ha quedado claro: ¡Indecentes! (¡Los de ayer y los de ahora!)