OPINIóN
Actualizado 05/01/2021
Isaura Díaz Figueiredo

La leyenda nos cuenta que Santiago, uno de los apóstoles de Jesucristo, fue pasado a espada por orden de Herodes Agripa I en marzo del año 44. El cadáver fue robado por sus discípulos y trasladado desde Palestina a Hispania, la lejana Galicia, tierra donde el apóstol había predicado.

Cuando la embarcación llegó sin tripulación, quiso el destino que quienes la encontrasen fueran humildes pescadores cristianos que habían conocido en vida al apóstol. Reconocieron el sepulcro por el escudo y grabado que habían dejado sus discípulos. Lo extrajeron de la barca y lo sepultaron sobre una enorme piedra que se fundió transformándose en un sarcófago. En el año 825, un eremita llamado Pelayo quedó sorprendido por unas luces llamativas que surgían de la tierra. Avisó al obispo Teodomiro de Iria Flavia, quien, descubrió que las luces indicaban el lugar exacto donde los discípulos habían enterrado el cuerpo del decapitado Santiago el Mayor, oculto tras una densa vegetación. Se trataba de una estrella brillante y fija (Campus Stellae) que indicaba donde se encontraba el sepulcro.

Teodomiro no tardó en acudir hasta el lugar, hoy Santiago de Compostela. Y una vez allí encontró una losa de mármol, huesos humanos (un antiguo cementerio romano, como han demostrado excavaciones arqueológicas), y llegó a la conclusión, por 'revelación', de que los restos de aquel cuerpo pertenecían al apóstol. La mayoría de estos hechos referidos de generación en generación pertenecen al ámbito de la leyenda y el mito.

El apoyo del rey Alfonso II el Casto, que ordenó levantar una ermita. Vio en aquel descubrimiento la oportunidad de ganar fuerza, poder y prestigio. En un intento de romper la hegemonía de la iglesia de Toledo, pactó con el rey franco Carlomagno que este presionaría al papado para certificar la autenticidad del descubrimiento a cambio de una reliquia. Muy pronto la noticia se extendió por toda Europa y con el paso del tiempo la afluencia de cristianos al sepulcro se convirtió en algo habitual.

A partir de aquel entonces al parecer comenzaron a darse apariciones marianas, curaciones milagrosas y demás fenómenos inexplicados, que hicieron que gentes de todos los lugares venerasen la figura del apóstol y pidieran valor para sus batallas contra los avances del Al-Ándalus. Tras el saqueo de Compostela por parte del califa Almanzor en 997, la fama del sepulcro apostólico se multiplicó y alcanzó notoriedad europea.

En el siglo XIII Santiago se caracterizó por la magnificación mundial de la peregrinación. El 21 de abril de 1211 Alfonso IX de León asistió a la solemne consagración de la nueva catedral compostelana. Santiago ya contaba con una fama mundial, traspasando el muro del islam.

En 1875 tomó posesión de la sede compostelana un nuevo arzobispo, Miguel Payá Rico, quien decidió realizar un riguroso estudio arqueológico sobre los restos del apóstol Santiago que, según la tradición, se encontraban enterrados bajo el altar mayor.

La investigación halló en 1879 un tosco osario. A pesar de la falta de huesos, unos perdidos por el transcurso del paso del tiempo y otros por estar divididos en numerosos fragmentos, los especialistas pudieron reconstruir los esqueletos, los mismos que según la tradición estaban enterrados en el subsuelo catedralicio y que corresponderían al apóstol y a sus dos discípulos.

Los resultados que nos ofrecen los estudios sobre el sepulcro, si no son concluyentes, sí son definitivos para mirar casi en una única dirección: estamos ante un sepulcro de factura romana construido en el siglo I; en su interior reposan los restos de tres varones de mucha antigüedad; desde el siglo II existe culto cristiano en ese sepulcro y se les ha tenido como mártires; y en el siglo I un grupo de cristianos que escribían en griego y arameo reconocían en este punto del orbe tan alejado de Palestina en el enterramiento de un mártir de nombre Atanasio.

El primer Año Santo Compostelano fue establecido por el Papa Calixto II en 1122 a través de la bula papal denominada Omnipotentis Dispositione... En los últimos dos siglos, esta coincidencia se dio, cada 6, 5, y 11 años, se celebraron un total de 14 Años Santos.

El Año Xacobeo enraíza sus orígenes en las leyes de Moisés la palabra jubileo proviene del hebreo "yobel", instrumento musical con forma de cuerno que servía para anunciar las buenas nuevas.

El Antiguo Testamento nos dice que cada cincuenta años se proclamaba el denominado año Jubileo, según la tradición judía se debían de perdonar todos los pecados, devolver las tierras a sus dueños y liberar a los esclavos, perdonar las deudas a sus, buscando la igualdad de todos los judíos.

Tal y como relata el Levítico 26: 1-17, se trata de un año de reposo, donde se le devolverán las posesiones a aquellos que las hubieran perdido y en el que "no sembraréis, ni segaréis lo que naciere del suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos

Posteriormente, la iglesia católica modificó esta tradición, confiriéndole un significado mucho más espiritual. En vez de devolver sus tierras y posesiones a aquellos que las habían perdido, todos los católicos podrían pedir el perdón por todos sus pecados, reencontrándose así con Dios y renovando sus votos.

El Primer Año Santo Católico

Fue en 1300, siendo papa Bonifacio VIII estableciendo que a partir de ese momento sería año Jubilar Ordinario una vez cada centuria. Tras cincuenta años, el papa Clemente VI solicita convocar anticipadamente el año Santo, debido a los sucesos trágicos que asediaban Roma: epidemias, terremotos y confrontaciones militares.

No sería esta la reforma definitiva, en años posteriores se modificó primero a los treinta y tres años, en honor a la edad de Cristo y de nuevo a los cincuenta.

Finalmente, se estableció el período en veinticinco años, con la intención de que todas las generaciones de fieles pudiesen disfrutar al menos una vez del perdón.

A pesar de ello, gracias a un privilegio otorgado por el Papa Calixto II a la ciudad compostelana, se celebran los años Santos cada vez que coincida en domingo el 25 de Julio, festividad de Santiago.

Se inicia la ceremonia con la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago el 31 de Diciembre, proceso en el que el arzobispo golpea tres veces esta puerta desde fuera solicitando así al Apóstol el permiso para acceder a su templo. Esta se encuentra en la conocida plaza de la Quintana, en un lateral de la Catedral. Los creyentes pueden conseguir la indulgencia plenaria, si visitan la tumba del Apóstol, rezan por las intenciones del papa y reciben los sacramentos del Arrepentimiento y comunión.

Miles de peregrinaciones, a lo largo de la historia, han conducido a romeros de todos los rincones del mundo hasta la tumba del Apóstol Santiago para limpiar sus almas. El último es 2021.

La Puerta Santa

El Año Jacobeo se inaugura con la ceremonia de apertura de la Puerta Santa la tarde del 31 de diciembre del año anterior, un ritual en el que el arzobispo de Santiago golpea con un martillo de plata tres veces desde el exterior el muro -símbolo de la dureza del Camino. La comitiva que encabeza la autoridad religiosa pide a Santiago permiso para entrar y a continuación, se derriba el muro.

Este acceso, permanece abierto durante los 12 meses hasta que vuelve a cerrarse el último día del año hasta el siguiente jacobeo. Cerrada con una reja, la Puerta Santa, dedicada a San Paio, cuyo monasterio está justo enfrente, fue una de las siete puertas menores de la Catedral de Santiago. Sobre ella se puede ver la figura del apóstol junto a sus discípulos Teodoro y Atanasio. A ambos lados de la puerta están situadas 24 estatuas sedentes de apóstoles, patriarcas y profetas, ordenadas en cuatro calles de tres cuerpos a cada lado, todas procedentes del coro románico construido por el maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria. También se conoce con el nombre de pórtico del Perdón o puerta de los Veintisiete Sabios.

Sin embargo, la puerta que hoy en día utilizan los caminantes no es el acceso santo original, que, orientado hacia el este, simbolizaba el final de la peregrinación y la entrada redentora a una vida nueva. Cuando se edificó la capilla del Salvador, la Puerta Santa perdió su icónica función al desviarse varios grados a la derecha. A través de la actual, que data del 2004 y ha sido realizada en bronce por el escultor compostelano Suso León, se puede acceder a un pequeño patio. En él se encuentra la construcción original por la que se entra a la girola del ábside de la catedral, muy cerca del sepulcro del Apóstol.

Requisitos para obtener la indulgencia:

No es necesario haber llegado caminando hasta la Catedral, ni completar un determinado número de kilómetros, sino simplemente visitar el templo cualquier día del Año Santo.

Se recomienda entrar por la Puerta Santa, acudir a la misa del peregrino no son obligatorios estos requisitos.

Sí se exige rezar una oración por las intenciones del Sumo Pontífice romano.

Es necesario confesarse y comulgar, ya sea el mismo día que se entra en el templo compostelano o en los quince días anteriores o posteriores.

La indulgencia plenaria puede puede aplicarse por uno mismo o por los fieles difuntos.

Juan Pablo II se convirtió en el pontífice que se arrodillaba ante el apóstol, después de ciento quince años santos. En 1986, la Unesco declaraba Patrimonio de la Humanidad la ciudad de Santiago de Compostela y, dos años más tarde, proclamaba el Camino de Santiago primer itinerario cultural europeo.

La veracidad histórica del hallazgo de los restos del apóstol, así como de su paso por España está en duda, dada la falta de pruebas documentales y arqueológicas. No tenemos ninguna certeza de su autenticidad, y es muy posible que carezca de toda base histórica. Solo existe la tradición, la leyenda y la convicción sobre la presencia del apóstol en Hispania.

El Camino, termina realmente en A Costa da Morte, donde se despoja uno de ropas y sandalias, dejándola en la pira que se ha encendido, el fuego purificador perdona nuestras pecados o faltas

Nunca les va dejar indiferentes, sean creyentes o no. La meditación, Y el silencio ayuda a encontrarse con uno mismo. Feliz peregrinar.

NOTA DE ÚLTIMA HORA

El Papa Francisco ha considerado que el Año Santo Jubilar de 2021 se prolongue hata 2022

La ampliación de un Año Santo cuenta con precedentes en la historia. Los años santos ya se han prorrogado en circunstancias excepcionales. En Santiago de Compostela se celebraron ya dos jubileos extraordinarios: en 1885 con el proceso de identificación de los restos del Apóstol Santiago, terminado se fijó un Año Santo para relanzar el culto a las reliquias. En plena Guerra Civil, el jubileo de 1937 se extendió hasta 1938.

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