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Leo en este diario, que la Junta de Castilla y León ha aumentado considerablemente la cuantía de ayudas al sector taurino, en función de su pertenencia al mundo de la cultura.
Disiento al cien por cien. La tortura no es ni puede ser cultura. Hacer sufrir a un animal no es cultura. Clavarle hierros una y otra vez, hasta la muerte, no es cultura. Divertirse con la sangre y el dolor de un ser vivo, no es cultura. Y no lo es, lo diga la Junta de Castilla y León, lo diga el Gobierno de España, lo digan los aficionados, o lo escriba este medio, que tanto apoya tan bárbara y trasnochada tradición.
Así pues, y ya que han gastado letras, espacio, bytes e imágenes en publicar esa noticia, yo invierto mi tiempo, mis ganas y mi empatía hacia los toros, para reivindicar, una vez más, que la tortura no es arte, que no es cultura. Que es barbarie, sadismo y tradición que debe ser erradicada cuanto antes.