Constantemente perseguimos la eternidad. Este sentimiento potencia su valor cuando comprendemos determinados procesos en el medio natural. Pero, aunque la inmortalidad circula por nuestras venas, la armonía de lo que contemplamos se alimenta de elementos efímeros. Este proceso irreversible nos convierte en pasajeros del tiempo que tratan de alcanzar su destino sin conseguirlo.
Manuel Lamas