OPINIóN
Actualizado 18/12/2020
Félix López

Estimado Pontífice, Francisco:

Esta es la segunda carta abierta que le escribo, como felicitación de Navidad.. Y lo hago porque le respeto y aprecio. Le tengo por hombre bueno.

El motivo de esta carta es para decirle dos cosas. Como se dice popularmente, una buena y otra mala. Siempre desde mi discutible punto de vista, claro.

Primero, le felicito por la buena. Usted me dio, hace tiempo, una alegría enorme, cuando dijo algo así como (perdone si no es del todo, exacto) "¡Quien soy yo para juzgar o culpar a los homosexuales"

Magnífico. Me recordó a Jesús, defendiendo a la mujer "adúltera" y admitiendo como amiga a la Magdalena. Claro que, con estos ejemplos, no quiero decir que los homosexuales sean más pecadores que los demás. ¿Quién está dispuesto a tirar la primera piedra? Pues lamentablemente, son muchos en el mundo los que tiran piedras y tienen a los homosexuales por degenerados y pecadores. Y no solo opinan eso, sino que algunos les agreden e incluso les matan (algunas personas y varios Estados hacen estas barbaridades).

Jesús fue valiente y usted me lo parece.

Esta alegría ha aumentado cuando ha vuelto a hablar sobre el tema, desde un avión. Usted tiene altura de miras; seguro que elige cuándo y dónde dice ciertas cosas.

En este caso, usted fue más lejos diciendo algo así como: "hay que arreglar legalmente la situación de los homosexuales que quieren formar pareja". Si entiendo bien, la palabra "legalmente" solo se puede referir a la legislación de los Estados ¿También se refiere al Estado Vaticano?

Muy bien, ya lo han hecho muchos países. A ver si le hacen todos, incluido el Vaticano.

La segunda noticia es la mala. Ya sabe que yo soy atrevido con mis críticas.

Se la formularé en forma de preguntas.

¿Por qué a los homosexuales y lesbianas creyentes que quieran casarse, no les ofrece la Iglesia el sacramento del matrimonio? Supongo que no pensará en proponer otro sacramento, para contentar a los que se consideran únicos propietarios de la palabra matrimonio. Usted sabe que interpretar las escrituras letra a letra les traería muchos problemas. Ya ve la guerra que se traen algunas iglesias cristianas con Darwin y la versión del Génesis.

Usted tiene más y mejores informadores que yo, pero me atrevo a decirle que la mayor parte de los católicos no se escandalizarían con este cambio. Esta es una gran baza que usted puede usar. Se trata de que usted llegue al final de los razonamientos que ha empezado.

Está bien bien que quiera solucionar los homófobos planteamientos de muchos Estados ¿No deberían ser consecuentes en la Iglesia?

Los homosexual y las lesbianas aman igual de bien o mal que las personas heterosexuales. Y tienen las mismas motivaciones sexuales y amorosas.

¿Qué ponemos por delante, el amor, la alianza y el compromiso de casarse o la letra de la ley?

Ya sé que usted tendrá que ser prudente, me hago cargo; pero siga sorprendiéndonos, a favor de un mundo mejor, en el que coincidamos, en lo esencial, creyentes, no creyentes e ignorantes como yo.

Ha llegado el momento de proponerles a las personas homosexuales la posibilidad de matrimonio eclesiástico y civil. Sería un gran cambio de su pontificado.

¿Qué pasaría en los países que persiguen la homosexualidad, si la Iglesia diera este paso?

La Iglesia puede evitar mucho sufrimiento y usted ha demostrado que tiene buen corazón.

Le deseo salud y tobo bien

Feliz NAVIDAD

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