¿Que es lo bello?. Creo que lo primero que debo decir es que es una apreciación totalmente subjetiva. Para mi es todo lo que excita mis emociones o me lleva al deleite espiritual, es lo que me motiva o me impulsa a crear. O simplemente es aquello que me gusta.
Entiendo, por eso, que el concepto de belleza no es igual para todos y tampoco igual en todas las épocas, la cualidad de lo bello se puede regir por criterios normativos y se basa en un juicio estrictamente objetivo cada vez que se califique algo de bello, de bueno o de interesante. Siendo el resultado de su análisis perfectamente evidente con un proceso de conocimiento profundo sobre la materia pero dejando a un lado las emociones que dicha obra les haya podido transmitir.
Cuando escucho una música me limito a oírla y si me transmite emociones positivas, para mí esa música será una obra bella. Igualmente me ocurre cuando veo una película o cuando leo un poema. O me llegan al alma, o de lo contrario aquello me parecerá tremendamente aburrido y malo.
En la poesía, por ejemplo, cuánta palabra sin sentido, cuánta frase hecha siempre igual, frases tan aburridas y que no tienen nada que ver con la poesía de la emoción. Pero a otros, este tipo de poesía, repetitiva y aburrida les parecerá bellísima?
Lo bello para mí, es la capacidad que cada cual tenga de interpretar una obra, subjetivamente, e incluso de llegar a enriquecerla ?en la medida en que nos estuviera permitido hacerlo. Esa capacidad reside en el alma.
Mientras que para otros, la cualidad de lo bello se hallaría estrictamente en la apreciación que según sus propios conocimientos sobre la materia a analizar, y siempre objetivamente, estuviese ajustada a las normas de criterio preestablecidas.
Pienso, para dejar aclarado el tema, que el concepto de la belleza está relacionado con las obras que excitan mis emociones dejando que otros analicen en profundidad y decidan si la obra en cuestión es buena o mala, esos otros, los críticos pueden demostrar gran sensibilidad, en ellos confío un buen análisis y no en los críticos fríos y calculadores, que nada aportan a las obras.