Pompeu Martins leyendo sus versos en Castelo Branco (foto de Jacqueline Alencar)
Esta tarde-noche tuvimos el privilegio de presentar el libro Paris 50, nueva obra del poeta portugués Pompeu Miguel Martins. El acto se celebró en la conocida librería Centésima Página de la ciudad lusitana de Braga. Los presentadores fuimos César Freitas, Victor Oliveira Mateus, Daniel Gonçalves y este escriviviente. Los dos primeros, más el editor Joao Artur Pinto, lo hicieron de forma presencial, junto a un público selecto por el aforo limitado. Los tres últimos lo hicimos de manera virtual, desde Lisboa, Açores y Salamanca.
En otra oportunidad dejaré por escrito mi parecer sobre la médula poética de este libro, que se publica también a modo de celebración de los primeros veinte años de creación de la Editora Labirinto. Ahora sólo quiero hacer conocer el trasvase que hice al castellano, de tres poemas albergado en esta ofrenda a una ciudad muy de la querencia de Martins.
Fue en Castelo Branco y en el marco de "ROIZ - Encontro de Música e Poesia Luso-Hispano-Americano", cuando conocí y escuché los versos de Pompeu Martins. Entonces (18 y 19 de octubre de 2019) no usábamos mascarillas.
Portada del poemario de Pompeu Martins, presentado hoy en Braga. Está publicado por Editora Labirinto
50
Está tranquila a cidade.
Passo em frente à igreja de Saint Jean l' Evangeliste.
Rememoro as vezes em que vi Jean Claude
sair dali após a missa dominical.
Revejo os passos lentos de Colette
a trazer, às segundas-feiras, as flores
para a casa que ainda inventamos.
Está tudo pronto. O almoço sobre a mesa.
Da sala solitária vê-se o nosso bairro
e um tempo incalculável de cicatrizes magníficas.
Aprendi quase tudo. Só não sei como seguiremos,
nem isso importará. A vida acaba por demonstrar
que só as pequenas coisas preenchem
os nossos mais duros desertos.
Um dia, havemos de ter deles uma ampla visão
de conjunto e de sentido.
Está tudo pronto.
Só nos falta a mais bela aprendizagem da morte.
Sinto a mão de Deus levemente sobre a minha,
o cheiro dos Cohibas do vizinho,
a música dos velhos cabarés de que nunca desisti,
o som do rio que é uma bandeira de resistência,
o aconchego das ruas estreitas,
o conforto dos quadros e das canções
para suturar a dor tão livre das inquietudes.
Está tudo pronto. Anoitecerá.
Só o cadáver do dia
flutuará sobre a correnteza das respostas.
Amanhã perguntaremos para estarmos vivos.
Espera-nos o que tememos das nossas esperas.
Um espelho ditar-nos-á a face do tempo.
Seremos capazes de o amar.
Nos escombros dessa imagem esconderemos a cidade
mas só o que dela nos foi corpo. Será esse o nosso túmulo.
Está tudo pronto. O coração bate-nos.
50
Está en sosiego la ciudad.
Paso frente a la iglesia de San Juan Evangelista.
Recuerdo las veces que vi a Juan Claude
salir de allí tras la misa dominical.
Reveo los pasos lentos de Colette
trayendo, los lunes, las flores
para la casa que todavía imaginamos.
Todo está preparado. La comida sobre la mesa.
Desde la sala desierta se ve nuestro barrio
y un tiempo incalculable de magníficas cicatrices.
Aprendí casi todo. Solamente no sé como seguiremos,
pero eso no tendrá importancia. La vida termina demostrando
que sólo las pequeñas cosas llenan
nuestros más duros desiertos.
Algún día tendremos de ellos una mejor visión
de conjunto y de sentido.
Todo está preparado.
Sólo nos falta el más bello aprendizaje de la muerte.
Siento la mano de Dios levemente sobre la mía,
el olor de los puros del vecino,
la música de los viejos cabarés que nunca rechacé,
el sonido del río que es una bandera de resistencia,
la calidez de las calles estrechas,
el aliento de los cuadros y de las canciones
para suturar el dolor tan libre de las angustias.
Todo está preparado. Está anocheciendo.
Sólo el cadáver del día
flotará sobre la corriente de las respuestas.
Mañana preguntaremos para sentirnos vivos.
Nos espera lo que tememos de nuestras esperas.
Un espejo nos impondrá el rostro del tiempo.
Seremos capaces de amar.
En las ruinas de esa imagen esconderemos la ciudad,
pero sólo lo que de ella nos fue cuerpo. Será esa nuestra tumba
Todo está preparado. El corazón nos palpita.
33
Falávamos sobre o amor de forma livre
como se fosse impossível a sua duração
numa rebeldia que amávamos mais
do que a nós mesmos.
O calendário desse ser que éramos
repartia-se entre o imponderável da vida
e o monstro agudizado do tempo.
Nas margens do Sena
comprava livros e velhos retratos.
Queria aí sepultar a nossa identidade
até que fossemos memória.
Sem que to dissesse, construía esse pacto
enquanto a cidade nos desaparecia e nós com ela.
Só assim permanecemos.
33
Hablábamos sobre el amor libre,
como si fuese imposible su duración
en una rebeldía que amábamos más
que a nosotros mismos.
El calendario de ése ser que éramos
se repartía entre lo imponderable de la vida
y el monstruo acentuado del tiempo.
En las orillas del Sena
compraba libros y viejos retratos.
Ahí quería enterrar nuestra identidad
hasta que fuésemos memoria.
Sin que lo dijera, construía ese pacto
mientras la ciudad desaparecía y nosotros con ella.
Sólo así permanecemos.
42
A sua voz sobre os meus lábios.
A multidão sem nome a calcar o coração
por onde passou a melhor das minhas tristezas.
Uma voz distante a soletrar o amor e a guerra
no velho restaurante onde cantava todas as noites.
Na mesa de sempre, repousa o que o passado
entregou ao que desconhecerei.
As minhas mãos guardam-lhe a ausência.
A sua voz sobre os meus lábios.
Um corpo sem corpo impõe-se ao desejo
de consigo ter partido e de me ter perdido nesse não lugar.
A sua voz distante a soletrar o amor e a guerra.
A sua voz em ferida e sangue a despedir-se
de tudo o que me inexiste.
As mãos sobre a mesa, vazias e prontas.
Só o aplauso tarda, por serem tão longas a comoção
e a dura lição da finitude.
- Bravo! Marlène!! Bravo!
As mãos que aplaudem
jamais conseguirão o aceno de um verdadeiro adeus.
- Bravo! Marlène!! Bravo!
42
Su voz sobre mis labios.
La multitud sin nombre pisoteando el corazón
Por donde pasó la mejor de mis tristezas.
Una voz lejana deletreando el amor y la guerra
en el viejo restaurante donde cantaba todas las noches.
En la mesa de siempre reposo lo que el pasado
Entregó a lo que desconoceré.
Mis manos le guardan la ausencia.
Su voz sobre mis labios.
Un cuerpo sin cuerpo se impone al deseo
De tener algo conmigo y de perderme en ese lugar que no existe.
Su voz lejana deletreando el amor y la guerra.
Su voz en herida y sangre despidiéndose
de todo lo que me es inexistente.
La manos sobre la mesa, vacías y dispuestas.
Sólo el aplauso se demora, por ser tan largas la conmoción
y la dura lección de la finitud
- ¡Bravo! ¡¡¡Marlène!! Bravo!
Las manos que aplauden
jamás conseguirán el gesto de un verdadero adión.
- ¡Bravo! ¡¡¡Marlène!! Bravo!
David Cortés Cabán, Juan Carlos Martín Cobano, Martins, Alencart, Salvado, Pinto, José Alfredo Pérez Alencar, Álvaro Mata y Teresa Macedo, en Castelo Branco (foto de Jacqueline Alencar)