OPINIóN
Actualizado 04/12/2020
Ángel Gómez

Repasando la historia de estas tierras desde el final del imperio romano para acá, se da uno cuenta de que la estamos repitiendo una y otra vez, que salvo los avances tecnológicos, sociales, médicos, etc. en lo político seguimos igual o peor.

El profesor Fernández Álvarez nos habla en su libro "España historia de una nación" del "Morbo Godo", era lo que Gregorio de Tours denominaba: ?.la detestable costumbre que los godos habían tomado para sustituir los reyes que no les placían?..

"La tradición de acudir a cualquier procedimiento, por muy tortuoso que fuera, con tal de conseguir el poder". Apostilla el profesor.

La invasión árabe se produce por la traición de los condes godos contrarios a Witiza, es aquello de "me saco un ojo para ver ciego al otro" y así estuvimos ciegos y tuertos, guerreando primero contra los moros y unos cuantos siglos más contra nuestros propios compatriotas. Todo el mundo sabe que El Cid fue un mercenario, que lucho contra los cristianos cuando pagaban los árabes.

En los inicios de los reinos cristianos en las montañas asturianas en su lucha contra el invasor musulmán, algunos condes traicionaron al rey Bermudo II en la aceifa del verano del 997 ayudando a la destrucción de Santiago de Compostela por Almanzor, arrasó su Catedral y se llevó las campanas a Córdoba, lo único que se salvó de la destrucción fueron los dominios de los condes traidores, cristianos todos ellos.

Ahora que estamos en democracia la alternancia en el poder debería ser asumida por las fuerzas políticas (por unas más que por otras), el acatamiento de los resultados de las urnas, y dejar gobernar a quien ha sido elegido en ellas. Vemos que el morbo godo vuelve a aparecer, partidos que no están conformes con lo que la gente le ha dado, recurren a cualquier método para salirse con la suya, aun en las peores épocas como la que estamos pasando.

Los motivos son los mismos: el poder, o sea el dinero. Los modernos condes (y no son pocos) la banca, las grandes corporaciones, grandes empresas. Y otros de menos fuste, que si me apuran son los peores porque tienen que hacer méritos para no caerse del carro.

Cuentan con una nutrida hueste de soldados dispuestos a hacer lo que su señor le diga, aunque sea en contra de su propia gente. Ejemplos tenemos con la pandemia, se prefiere salvar la economía a la vida. Se quiere derrocar un gobierno legítimamente elegido, de la forma que sea, para hacerse con el poder y manejar los dineros a su antojo, dejando a un lado a los más necesitados.

La diferencia está en que ahora no traicionan su rey, traicionan a la gente que con su esfuerzo les está mantenido.

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