OPINIóN
Actualizado 29/11/2020
Carlos Javier Salgado Fuentes

La presentación hace escasas semanas del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el año 2021, más allá del acto de presentación de cara a la galería realizado conjuntamente por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ha supuesto que, yendo a la letra pequeña, se constante que un año más las cuentas del Gobierno vuelven a dar la espalda a la provincia de Salamanca.

Y es que, a tenor de las cuentas presentadas por el Gobierno de Pedro Sánchez, ya podemos olvidarnos de inversiones como la del eternamente prometido enlace entre la A-62 y la A-66 a la altura del barrio salmantino de Buenos Aires, para el que se han venido recogiendo pequeñas partidas ya desde tiempos de Rajoy, sin que PP ni PSOE hayan tenido a bien ejecutar ni un euro de las mismas en sus pasos por Moncloa. Ahora, para los PGE de 2021 el Gobierno ha presupuestado 100.000 euros para este enlace, que traducido significa que no van a hacer nada en realidad, ya que ni de lejos se cubre la inversión necesaria para esta obra.

Por otro lado, el Gobierno no prevé invertir ni un solo euro en 2021 en el tramo Guijuelo-Sorihuela de la A-66, cuyo estado es verdaderamente lamentable desde hace años, y en el que gobiernos de uno y otro color se han limitado a parchear y asfaltar parte de uno de los carriles. Y todo ello, pese a haber reconocido que precisa de un arreglo estructural, aunque obviamente rechazan que se investigue por qué dicho tramo de la A-66, pese a tener sólo una década, está dando tantos problemas, no siendo que pudiesen salir a la luz trapicheos entre constructora y los políticos adjudicatarios del momento (ídem para el tramo Benavente-León de la misma autovía).

Y si para el tramo Guijuelo-Sorihuela de la A-66 el Gobierno no se plantea el arreglo estructural necesario, tampoco lo hace para el tramo de la A-62 entre Salamanca y el límite con Zamora, que adolece de una problemática similar, y ante la que hace un par de años se quiso 'solucionar' temporalmente extendiendo dos dedos de asfalto en este tramo de autovía, algo que se sabía de antemano sería una pérdida de dinero, ya que los problemas de este tramo volverían a salir a la luz, al ser daños estructurales derivados de una deficiente construcción (sobre la que evidentemente tampoco se investigarán los porqués de esas deficiencias constructivas).

Por último, cabe aludir en materia ferroviaria a que, al menos, se invertirán 18 millones de euros en la electrificación de la vía férrea entre Salamanca y Portugal (que prometieron iba a estar para 2020 pero que no lo está), llamando la atención no obstante ciertas faltas de inversiones en este ámbito en la provincia. Y es que, el Gobierno no prevé realizar ningún tipo de inversión para la línea convencional Salamanca-Ávila que da servicio a Peñaranda de Bracamonte y su comarca, cada vez más obsoleta.

Asimismo, el ejecutivo de Sánchez tampoco prevé realizar ningún tipo de estudio sobre la posibilidad de volver a vertebrar el Oeste por ferrocarril, a pesar de que el Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (PITVI) 2012-2024 preveía que a estas alturas las regiones de Extremadura y León ya habrían recuperado su conexión por ferrocarril, reestructurando todo el Oeste de España, precepto sistemáticamente incumplido tanto por PSOE como por PP (tanto monta, monta tanto) en sus pasos por la Moncloa desde que se aprobase el mencionado PITVI.

En definitiva, un año más los Presupuestos Generales del Estado vuelven a ser decepcionantes para la provincia de Salamanca, que seguirá sin ver ejecutados proyectos que deberían llevar varios años hechos si nos fiásemos de las promesas de unos y otros y que, sin embargo, no sólo no verán la luz en 2021, sino que parecen ir para largo. Demasiadas promesas para tan poco cumplimiento en una provincia que agoniza.

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