La trashumancia se caracterizada por el empleo de base familiar y la escasa presencia de trabajadores contratados, el problema del relevo generacional se acentúa por aspectos como la dureza de las condiciones de trabajo, la baja remuneración, la inestabilidad e incertidumbre laboral o la falta de reconocimiento y desprestigio de la profesión.
El papel de las mujeres, muchas veces activo y directo, es clave en el mantenimiento de la actividad. Se destacan otros problemas relacionados con la falta de reconocimiento de la doble residencia entre Comunidades Autónomas.
Se describen los servicios ecosistémicos proporcionados por la trashumancia, considerados de gran trascendencia. Al ser un medio de vida altamente adaptado al medio, la trashumancia es capaz de funcionar como sustituto en multitud de procesos ecológicos catalizados por los herbívoros silvestres.
La movilidad de los rebaños es fundamental para mantener la conectividad de muchos ecosistemas y para ajustar la presión ganadera a los cambios estacionales, pero esto mismo también la hace una gran aliada contra el cambio climático. El grado de integración de la trashumancia en nuestra historia la hace depositaria de multitud de valores culturales.
Sin embargo, hasta el momento no hay mecanismos para traducir esos servicios ambientales y culturales en ingresos para los trashumantes. La puesta en marcha de pagos por servicios ecosistémicos es un paso fundamental para garantizar el futuro de la actividad.