Mi pluma todavía no madura,
se escucha todavía su inocencia.
Su esencia no refleja la experiencia,
su canto echa en falta la hondura.
Sus prendas no las viste con holgura,
contienen su figura con violencia.
Su curso no se libra con solvencia,
se aprecia en su gusto la amargura.
Encuentro en su razón contrariedades,
escondo en el tintero sus afanes.
Acojo y no reniego sus verdades,
su suerte la computo entre mis planes.
Mi musa se entretiene en vanidades,
se vuelca en los sonetos y holanes.
Mas nutre con su pan mis soledades,
acerca su encanto hasta mi tacto,
endulza con su vino nuestro pacto.