OPINIóN
Actualizado 08/11/2020
Carlos Javier Salgado Fuentes

Tras unos días de información continua en los medios sobre las elecciones presidenciales estadounidenses, con una incertidumbre interminable sobre el próximo inquilino de la Casa Blanca, una de las cuestiones que resultan más llamativas de Estados Unidos es cómo se eligen los representantes que votan al presidente.

Y es que, a diferencia de España, en Estados Unidos el sistema electoral no es proporcional sino mayoritario, lo que significa que el que saque más votos en un distrito electoral se lleva toda la representación correspondiente a esa circunscripción, quedándose el resto sin ninguna.

En España, sin embargo, el reparto es de tipo proporcional, si bien hay que apuntar que este reparto de los diputados se ajusta más o menos a la proporcionalidad de lo votado dependiendo de cuántos representantes se elijan. Así, en las circunscripciones que escogen más diputados la proporcionalidad será más ajustada, mientras que en aquellos distritos que eligen pocos representantes la distribución de escaños estará más alejada de la proporcionalidad, favoreciendo el reparto especialmente en estas últimas circunscripciones a los partidos mayoritarios.

En todo caso, cabe preguntarse cómo sería el reparto de escaños en el Congreso de los Diputados si se hiciese en base al sistema de corte mayoritario que rige en las elecciones de Estados Unidos y del Reino Unido. Y ciertamente, los resultados de las últimas elecciones generales hubiesen sido muy diferentes de los que hubo con nuestro sistema electoral actual.

Así, dejando a un lado el hecho de que el comportamiento de los electores seguramente fuese muy distinto con un sistema mayoritario, jugando con los números de las últimas elecciones generales y transportándolos a un reparto mayoritario, cabe indicar que apenas siete formaciones políticas habrían obtenido representación con un sistema del tipo estadounidense.

De esta manera, todos aquellos partidos políticos que no hubiesen sido los más votados en alguna de las provincias habrían quedado fuera del reparto de escaños, de modo que apenas PSOE, PP, PNV, ERC, Vox, Navarra Suma y Teruel Existe habrían logrado actas de diputados en el Congreso.

No obstante, si las diferencias respecto al número de partidos presentes en el Congreso serían notorias, más aún lo hubiesen sido los resultados, pues los votos de noviembre de 2019 se traducirían en un sistema mayoritario en 259 escaños para el PSOE, 38 para el PP, 18 para el PNV, 16 para ERC, 11 para Vox, 5 para Navarra Suma y 3 para Teruel Existe.

En todo caso, la extrapolación de los resultados de un sistema a otro no pasa de ser un simple ejercicio que permite ver cómo puede repercutir el poseer uno u otro sistema electoral a la hora de configurar un parlamento, con consecuencias directas sobre el equilibrio en el sistema de partidos.

Y es que el sistema mayoritario existente en Estados Unidos favorecería un bipartidismo prácticamente absoluto, con escaso hueco para los pequeños partidos, que en ese país están ausentes del parlamento y, en el caso de Reino Unido están presentes solamente gracias a poseer ciertos fortines electorales algunos de ellos (caso del SNP escocés o el Plaid Cymru galés). En este aspecto, en caso de tener España dicho sistema electoral seguramente estuviésemos hablando de una configuración muy diferente del parlamento y una mayor fortaleza del bipartidismo PP-PSOE a nivel nacional, asemejándose más el Congreso al parlamento del Reino Unido, con el PNV y ERC siendo los análogos al SNP escocés.

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