Coruña del Conde (Burgos)


OPINIóN
Actualizado 28/10/2020
Santiago Bayón Vera

Más de la mitad del territorio español se encuentra ocupado por superficies aptas para uso ganadero, aprovechable casi de forma exclusiva por la ganadería extensiva compuesta por razas rústicas. Agostaderos e invernaderos son los territorios complementarios asociados a los desplazamientos ganaderos trashumantes, a los que se suman rastrojos y barbechos en terrenos agrícolas. Los primeros se sitúan en zonas de montaña y proporcionan pastos finos y densos de diversa calidad, atendiendo a factores relacionados con la orientación, la altitud, el sustrato o la propia actividad pascícola. Los invernaderos son casi siempre dehesas, sistema silvopastoral estrechamente vinculado al uso ganadero y a la actividad trashumante.

En el caso de los agostaderos predomina la titularidad pública de los terrenos, en su mayor parte Montes de Utilidad Pública. Por su parte, en las dehesas invernales es habitual la propiedad privada de la tierra, grandes fincas en las que, frecuentemente, se priorizan otros usos, a veces más rentables económicamente, como la caza o el aprovechamiento ganadero estante.

Las infraestructuras ganaderas características de la actividad trashumante, imprescindibles para el ejercicio de la actividad y, en muchos casos de singular valor etnográfico y cultural, se encuentran con frecuencia en avanzado estado de deterioro y no disponen de los servicios mínimos imprescindibles, como agua o electricidad. Además, el sistema de renovación anual de arriendos limita la inversión en mejoras.

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