OPINIóN
Actualizado 27/10/2020
Marcelino García

Las organizaciones LGBTI reclaman la revisión de una normativa que no tiene sanciones contra quien discrimina, excepto una multa que además tiene un beneficio fiscal

Mariana Iglesias Letelier

Activista por los Derechos Humanos

Debido a los últimos acontecimientos acaecidos estos meses en Chile, se ha producido una crisis social difícil de dimensionar aún. El surgimiento de constantes protestas por demandas sociales ha hecho renacer grupos ultra conservadores que habían estado en las sombras hasta ahora. Esta situación se ha venido dando desde hace algunos años a nivel global: los partidos de extrema derecha van ganando escaños de forma exponencial.

En los últimos meses homosexuales, pero especialmente lesbianas y mujeres trans, han sido brutalmente golpeadas por grupos extremistas hasta llegar incluso a la muerte por el solo hecho de ir de la mano de otra mujer. Érika Montecinos, directora de la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, vincula la ola de agresiones de los últimos meses a la irrupción de los discursos de odio de sectores fundamentalistas y ultraconservadores que han aparecido con más fuerza en los últimos meses de protestas.

Chile tiene varios asuntos pendientes en materia de políticas antidiscriminatorias. En 2012 se promulgó la Ley Antidiscriminación, más conocida como Ley Zamudio, en homenaje al joven Daniel Zamudio, víctima mortal de una agresión homofóbica perpetrada por un grupo neonazi. Sin embargo, las organizaciones LGBTI reclaman una revisión de la normativa porque la consideran insuficiente, ya que no tiene sanciones contra quien discrimina (excepto una multa que además tiene un beneficio fiscal) y además es la víctima quien debe demostrar la discriminación, siendo que el agresor es quien debiera probar que no lo hizo, lo que para estos colectivos es totalmente injusto.

La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, indicó que el incremento de agresiones contra mujeres lesbianas y trans requiere "un trabajo especializado" y "una protección especial" porque la violencia que afecta a estos grupos de mujeres "tiene unas características especiales". Sin embargo, tampoco en eso ha habido avances.

Sólo nos queda confiar en que la educación será la llave que abra las puertas del amor y cierre las del odio. Mientras tanto, es responsabilidad de todos y todas que estos actos no queden en impunidad y de ser la voz de los sin voz.

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