OPINIóN
Actualizado 23/10/2020
José Antonio Navarro

José Antonio Navarro reflexiona sobre la gestión del río Águeda por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero

Entre las pocas cosas que nos ha dejado la pandemia es poder pasear.

Antes de que llegaran las lluvias que tanta falta hacen, y el viento que lo hace peligroso, pasear por las alamedas es algo muy gratificante, el paisaje, el sonido del agua, la visión del castillo entre la vegetación, y el puente romano es algo inolvidable.

El recuerdo de cientos y cientos de personas en la estación estival, disfrutando de un paraje así, donde niños y mayores disfrutan del sol y el agua de nuestro río maravilloso, del frescor de las sombras de las alamedas, me lleva a una doble reflexión.

En los últimos años todas estas personas sufrimos la decisión de la Confederación Hidrográfica que suelta agua del fondo de los pantanos completamente fría dada la profundidad de los mismos, desde el principio del verano hasta septiembre.

Preguntas al Ayuntamiento y nadie sabe decir el porqué de esta decisión.

Tampoco sabes a quién preguntar de la Confederación Hidrográfica porque nadie sabe quiénes son, ni quien los nombra, ni donde están sus oficinas (bueno están en Valladolid), son autónomos de la secretaría de Medio Ambiente.

Lo que circula entre los vecinos es que el cauce del río lo regula este organismo y tiene descrito que el agua no está recomendada para el baño. De esta manera se cubre las espaldas ante cualquier circunstancia, es lo sencillo, lo fácil.

Este organismo que nada tiene de democrático, es arcaico, oscurantista, decimonónico e inaccesible. Toma decisiones que afectan a miles de ciudadanos sin ningún criterio social, ni responsabilidad alguna.

Sin tener en cuenta que esta playa fluvial da una riqueza a toda la comarca en forma de turismo.

En vez de exigir a todos los pueblos alquerías, explotaciones ganaderas, río arriba, el depurado de las purinas en beneficio de un río limpio.

Y si la Junta de Castilla y León o la Diputación tiene que arrimar el hombro, aportando los medios económicos, que lo haga, esto también es desarrollo.

Mi segunda reflexión es que si Ciudad Rodrigo tiene la toma del agua potable a los pies de la ciudad no será tanto problema para no recomendar el baño, porque la realidad es que miles de personas disfrutan de sus márgenes, eso no se puede obviar, es la realidad.

Pero sí es la excusa para que lo que exige a todas las piscinas privadas, abiertas al público, que son los servicios de socorrista, no los ponga en la margen del río que va de los Cañitos al puente romano , que es donde la concentración de bañistas es muy grande, por lo que dice la Confederación.

Ahora tenemos un equipo municipal eminentemente entregado al desarrollo del turismo. El baño en nuestro río forma parte del turismo que quieren desarrollar, deberían plantearse dar esta cobertura de seguridad a los ciudadanos que vienen de todos los puntos de la comarca y de España, incluso de Portugal, con los socorristas necesarios, al margen de las consideraciones de la Confederación.

Nadie puede prohibir garantizar la salud de todos los usuarios.

Ni siquiera la Confederación Hidrográfica.

Los ciudadanos primero.

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