OPINIóN
Actualizado 10/10/2020
Tomás González Blázquez

Desde tu grada nueva mantendré las distancias con el riesgo y conservaré la prudencia requerida, aunque el cuerpo me pida abrazos tras tus goles y gritos que te lleven en volandas hasta el triunfo cuando el viento se te ponga de cara y haya que remar bien fuerte, todos juntos y a una voz.

Desde tu grada nueva quiero que oigas, detrás de mi mascarilla, palabras de ánimo y silencios de expectación, como cuando contuve la respiración una tarde al comienzo del verano, añorando la compañía que más necesitaba, antes de compartir la mejor noticia que pude darles.

Desde tu grada nueva imaginaré por la banda a un capitán que te defendió de forma admirable, que no debió salir así de su casa y que llevó tu brazalete orgulloso del homenaje que, con aciertos y errores como toda obra humana, ofreces al escudo que fue suyo y de todos, y que siempre lo será desde el recuerdo.

Desde tu grada nueva, con regio nombre y regio vecino, pensaré en aquel partido de diciembre, primera vuelta de tu primera liga, cuando el vecino fue rival, lo diste todo sobre el barro y cantamos con alegría tu remontada.

Desde tu grada nueva me trasladaré a lo vivido en La Sindical y en Las Pistas, y me asomará por las mejillas una húmeda y salada nostalgia al volver a darme cuenta de que ya nadie puede ver jugar a la Unión, ni desde la grada vieja del Helmántico ni desde ninguna otra, y me parecerá que escucho a mi padre contarme sus horas en la grada de El Calvario, la de su adolescencia, la de aquel último envite contra el Onteniente.

Hacia tu grada nueva, cuando sea, tampoco tengo demasiada prisa porque lo primero sigue siendo lo primero, y hora es de tenerlo claro, he sacado un billete al renovar un año más mi carnet de socio, porque si hay unos límites que agradezco son los de calcular bien los costes de la torre, para no edificar en vano, sin cimientos o sin nada que levantar sobre ellos, como ya nos ocurrió y con tan grave pérdida, la de la torre más hermosa que a todos nos agradaba y nos unía, que ya sólo podemos mirar por fotografías o buscando sus goles en youtube.

Hacia tu grada nueva camino como un rito familiar, como aquella ilusión que significó volver en el otoño del 93 a una Salamanca a la que siempre estábamos retornando, para que la añoranza de dejar atrás a los amigos de la infancia tuviera en esa grada vieja un aliciente de identidad salmantina, de unionismo sentido y proclamado a doscientos kilómetros de distancia, allí donde nadie era de la Unión pero todos sabían que yo lo era.

Hacia tu grada nueva peregrino, también, para coincidir allí con amigos que apostamos por esta manera de hacer memoria del Salamanca que tanto echamos de menos, para sentarnos juntos cuando sea posible, celebrar jubilosos tus victorias, ver la botella medio llena de tus empates y aliviar tus derrotas con el bálsamo de la amistad.

Hacia tu grada nueva de un estadio municipal recién remozado, Reina Sofía que me espera en la orilla izquierda del Tormes, voy a animarte un año más, Unionistas de Salamanca.

Fotografía del estadio Reina Sofía, tomada de la web de Unionistas de Salamanca C.F.

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