OPINIóN
Actualizado 06/10/2020
Redacción

Me pesa y mucho la falta de valores y principios que se trasluce en el panorama actual

Tengo cada vez más, creo que por desánimo, la necesidad de buscar allá donde miro los valores que creo tan necesarios, hoy más que nunca por lo que vivimos, y no tanto a nivel mundial como por la situación en España.

Me pesa y mucho la falta de valores y principios que se trasluce en el panorama actual, que creo que está quebrantando el bienestar de nuestro país. La pandemia del egoísmo. Necesitamos más que nunca personas que no nos dejen indiferentes, que derrochen valores y que compartan responsabilidad y compromiso. Gente honesta que genere confianza.

Necesitamos más que nunca cultivar valores que estén al lado (y no por encima) de culturas, lugares y religiones. Siento que necesitamos cultivar principios que generen armonía y equilibrio, y valores que nos lleven a buscar la felicidad de los demás. Y respeto por los otros, por su sacrificio, por su libertad y su valor. No debemos olvidarnos de la educación, sustentada por valores y no precisamente como asignatura sino como pilares, sobre los que no quepan dudas, y que conviertan a nuestros hijos en personas fuertes. Nuestra obligación es dotar a nuestros niños y jóvenes de cimientos para que no se conviertan en personas egoístas sino justas y honestas consigo mismas y con los demás.

Las fachadas, como el tamaño del coche o de la casa, los números de la cuenta corriente o la ropa de diseño no significan nada. Todo se cae tarde o temprano cuando no hay pilares profundos porque lo realmente importante son los principios que nos hacen caminar siempre adelante y brillar con luz propia. El esfuerzo de cada día por querer ser mejores de lo que fuimos ayer, la fuerza para levantarnos después de caernos, la empatía sincera, escuchar al otro con verdadero interés y potenciar su éxito, esto es lo que realmente marca la diferencia.

Os recomiendo Mulán, la nueva película de Disney. Son dos horas en las que se van ensalzando los valores de lealtad, valentía y honestidad grabados en la espada del padre de la guerrera Mulán. Y a lo largo de la película vemos cómo va creciendo un cuarto valor, la devoción por la familia. Me encantó la escena en la que Mulán regresa a casa de su padre y le dice: "Perdona padre, robé tu caballo, robé tu espada, robé tu armadura y la espada la perdí, ya no existe, ahora ya entiendo lo mucho que esa espada significa para ti" a lo que el padre le responde "¡No, es mi hija la que significa todo para mí, hoy en ti veo todos esos valores"! El padre siempre le enseñó que, por encima de los prejuicios sociales, el amor familiar siempre debe anteponerse.

La cultura oriental en la que se basa esta película nos enseña entre otras cosas, algo tan importante como que la mentira nos debilita y la verdad nos hace más fuertes, y que el honor no se compra. Y sí, puede parecer obvio, pero solo hay que leer o escuchar la radio o ver las noticias para darnos cuenta de que no lo es tanto. Y no está de más que cada uno miremos con honestidad en nuestro interior para darnos cuenta de que siempre hay algo que podemos cambiar para que nuestro afán de hacer las cosas bien empañen el de esas pocas personas que se rigen por antivalores y que tanto nos están afectando a todos.

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