Cada uno tiene sus personas favoritas, con las que es gratificante compartir la vida, seres especiales que nos gustaría tener a nuestro lado cuando las cosas no marchan como nos gustaría, o en momentos en los cuales la felicidad nos inunda. La vida entre dos? entre tres? entre varios, se vive diferente, se saborea con otro paladar.
Un café en solitario, no igual que un café en compañía, una luna inmensa se hace más grande cuando podemos decirle a alguien que aprecie su belleza, la película de los viernes, toma otro sentido cuando la comentamos y hasta ese silencio mientras tú estás en lo tuyo y la otra persona en lo suyo, reconoces el calor de su presencia y compartes el mismo aire? es entonces cuando toma sentido y valor la palabra compañía.
Debemos apreciar todos los momentos, cada momento es irrepetible, único, son nuestros, necesarios para conocernos y crecer, y otros que tenemos la dicha de departir. Pero sea como sea, el juego está en enfocarnos en lo que vivimos, sin añorar nada más, la añoranza es la causante del sufrimiento y la que nos impide disfrutar del instante. Estamos acá, pero queremos estar allá, estamos allá y extrañamos el aquí, estamos solos y queremos compañía, estamos en compañía y deseamos otra, tenemos otra y buscamos soledad? y así podemos pasarnos la vida, envueltos en el bucle de tener y no tener, cargándonos de inconformidades y desvalorando lo que poseemos.
Amar la vida de forma individual, o sentir la dicha, que da compartir las horas debería ser parte de nuestro camino. Esa persona que está allí dispuesta a sujetar tu mano, está cultivándose, educando y formándose a tu lado. Compartir es ayudar Disfruten del dulce sabor de la vida, que solo se siente, cuando se saborea entre varios.