OPINIóN
Actualizado 19/09/2020
Ángel Lozano Heras

Sí; les han ´pillao´, bien pillados, a los exmandatarios del PP, otra vez con el carrito de la corrupción y con las manos en la masa. Y van ya no sé cuántas veces. Y aunque Casado se empeñe en decirnos que él no iba a los ´maitines´ de los lunes con la cúpula pepera (Comité Ejecutivo Nacional), no le creemos. "En esa época yo solo era diputado del PP por Ávila". Pero el caso es que sí tenía puesto de principal en el PP. Era uno de los cuatro voceros de Comunicación de Génova. Nada menos que vicesecretario de Comunicación y portavoz de campaña del PP. Y se pasaba todo el día desmintiendo temas de la Gürtel, del caso Lezo y Púnica, de corrupción de cargos, del acoso a Bárcenas, de financiación ilegal, etc. Sabía bien la mierda que tenían detrás.

F. Martínez Vázquez, ex número dos de Interior con el ministro Jorge Fernández Díaz, es uno de los principales imputados por la operación policial secreta, el llamado caso Kitchen. Presuntamente pagaron con fondos reservados del Ministerio del Interior, con un objetivo inconfesable e ilegal: espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas y robarle documentos que pudieran perjudicar a Mariano Rajoy y a la cúpula de Génova 13 partido sobre las finanzas del partido.

F. Martínez dice que va a hablar hasta la intemerata. "Voy a contar al magistrado todo lo que sé de la operación para espiar a Bárcenas, y mucho más?" Vamos, que tirará de la manta y repartirá helaos de su carrito a mansalva. Afirma: "Mi grandísimo error fue ser leal a miserables como Jorge Fernández, Rajoy o Cospedal". Les reprocha, resentido, a ellos y al PP, haberle "dejado tirado" tras su implicación en el escándalo de la "Kitchen", por supuesta trama policial.

F. Martínez, el arrepentido político, exsecretario de Estado de Seguridad de 2013 al 2016, está especialmente muy dolido con su jefe y ´colega´, el gazmoño Jorge Fernández, al que aconseja confesarse inmediatamente de decir tantas mentiras sobre este fastidioso caso. El exministro negaba cualquier relación con el espionaje policial a Bárcenas ni nada por el estilo.

Rajoy (el ´barbas´, según Villarejo) sufrió las primeras consecuencias de tanta desfachatez de la "Kitchen". Tuvo que irse (aceptó la moción de censura), primero por las sospechas de la Gürtel, y luego, por el putrefacto hedor a corrupción endémica que se le venía encima. Su propios colegas populares, el Ibex35 y los poderes financieros, las Fuerzas Armadas, La Casa Real y la Justicia, le aconsejaron que se fuera de la política, bajo mucha presión.

Los voceros del PP, sus portavoces de Comunicación, junto a su jefe el becario ´fra-Casado´, están inermes para defenderse de la corrupción de su formación política en la época de Rajoy. Y es que aún quedan escándalos, ramalazos y personajes corruptos entre los populares, cargos y militantes.

Da risa escuchar a Pablo Montesinos ?con su buenismo papanatas?, diciendo que "El PP es un partido que lleva la ejemplaridad y la transparencia por bandera". Vamos, que asevera que el gen esencial del PP es ese. Pero se equivoca o miente, y aunque les pese a Montesinos y a Casado, la verdadera herencia del PP ?una peculiar y constante forma de entender el ejercicio del poder como gestor de Gobierno? está en los Ejecutivos de Aznar y de M. Rajoy. Durante años, más de 20, la formación conservadora se ha financiado ilegalmente según los papeles de Bárcenas

En la época del ´aznarismo´ ya vimos cómo 12 de sus 14 ministros estaban imputados, encarcelados, implicados o cobraron sobresueldos. En los gobiernos de Rajoy van camino de lo mismo.

Ahora, Casado miente cuando dice que el caso Kitchen no le tiene preocupado. Esta trama tiene en vilo a todo el partido, especialmente a él, porque es imposible separar las responsabilidades individuales de las colectivas como formación política.

La formación conservadora ha iniciado una limpieza interior de tanto excargo corrupto, y estudian qué hacer con Cospedal y J. Fernández, a los que la Fiscalía Anticorrupción, mediante petición a la Audiencia Nacional, pide que se les cite a declarar como investigados.

Abundando algo más en el exministro Fernández Díaz, diríamos que su conversión al fanatismo religioso, influyó sobremanera en su Ministerio de Interior y en sus consejos a Rajoy. Este cuasi fraile penitente apesadumbrado, fiel heredero de la Inquisición, derivó la política hacia afinidades ideológicas y praxis de grupos religiosos ultraconservadores, léase Opus Dei, ´kikos´ y cía. Santurrón y meapilas, mintió y cometió ?según su subordinado Martínez? más maldades y delitos que el mismo diablo. Ese satanás que según el exministro quiere destruir España (se lo confesó el Papa Benedicto XVI).

Bastantes voces en el PP advierten sobre la "gravedad" de los hechos que se investigan. El tono convincente de las cintas de audio grabadas por Villarejo incluidas en el sumario de la ´Kitchen´ da una idea de la calidad de las cloacas del Estado en los tiempos de Jorge Fernández. En esos albañales maniobraba impunemente el clan de comisarios policiales y políticos, presuntamente utilizando recursos económicos y humanos del Estado.

Todo esto no se puede comprender si no consideramos al PP como una organización criminal, asociación para delinquir y capaz de cualquier amaño con tal de destruir al adversario político, o de encubrir sus crímenes corrompiendo a las instituciones democráticas, policía incluida.

Pero Casado, acorralado, solo sabe armar ruido mediático. Las revelaciones de F. Martínez son demoledoras y "los datos de la investigación parecen atroces".

No vale con aseverar que "quien la haga la va a pagar". El gran problema es que Casado no tiene alternativa de gobierno (no sabe o no puede articularla), e incluso carece de estrategia eficaz de oposición. Ese será su final como máximo dirigente del PP.

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