Este mito es viejo y nuevo, a la vez. En el pasado afectaba aún más a las mujeres, porque eran tratadas como un objeto sexual. Ahora afecta a las mujeres y a los hombres, porque el cuerpo de ambos sexos es tratado como objeto de seducción.
El "modelo joven y escuálido" de belleza, dominante en nuestras sociedades, condena a las personas de edad a ser consideradas y autoconsiderarse como poco o nada atractivas.
De hecho, muchas personas jóvenes las rechazan, especialmente a las mujeres, y son numerosas las personas de edad que se autodescalifican, como no atractivas, en el "mercado actual del sexo" y las relaciones amorosas.
Esta creencia fomenta el rechazo social de las personas de edad y les presiona para que hagan lo posible e imposible para parecer jóvenes y llevar un estilo de vida joven.
Es una negación de los ciclos o etapas vitales y el derecho a vivirlos, también desde el punto de vista sexual y amoroso.
Pero, este mito no se sustenta en la realidad, porque los afectos sexuales (Deseo, Atracción y Enamoramiento) se pueden mantener abiertos toda la vida y orientarse a personas de la propia edad, más jóvenes o mayores. Esta falsa creencia crea dificultades a todas las personas, favoreciendo actitudes negativas hacia quienes son mayores. Y a las personas jóvenes les produce miedo y ansiedad la idea de que serán viejas, luchando inútilmente contra todos los signos de envejecimiento.
Las personas mayores y viejas pueden sentirse atraídas por otras de su edad y resultar atractivas para sus iguales; y no son raros los casos de atracción entre personas con edades bien diferentes.
Por supuesto, cada persona tiene el derecho a tener preferencias sexuales, pero no debieran estar basadas en el rechazo e intolerancia del derecho de las personas a vivir la sexualidad y las relaciones amorosas. Reconocer el derecho de las personas viejas, no obliga a las jóvenes a sentirse atraídas por ellas, solo a ser tolerante con la libertad para seducir, tener relaciones y amar.
Especialmente contradictoria y discriminatoria es la actitud de aceptar bien las parejas de hombre mayor, incluso muy viejo, con una mujer joven, mientras rechazan las parejas de mujer mayor con hombre joven. Es el resultado de una larga historia de dominio de los varones sobre las mujeres. Algo que, para bien de todos, está cambiando.
Perseguir la sexualidad en la vejez es también cerrar la puerta de la sexualidad el amor, condenando a numerosas personas a la soledad emocional, social y amorosa.
La sexualidad no es obligatoria a ninguna edad, tampoco en la vejez, pero los prejuicios contra la vejez son intolerables.
Y no olviden que las personas hoy viejas hicieron la mayor revolución en los años finales del franquismo-nacionalismo católico, también en este campo. Son una generación rompedora, también en estos momentos.