El estreno del nuevo curso escolar, acompañado por los protocolos que marcan el minuto a minuto ante el Covid, está siendo más que una experiencia para todas las familias. Unos momentos, que empiezan a tomarse como algo rutinario en este arranque de las aulas, pero que suponen un esfuerzo añadido para aquellos padres y escolares que residen en los municipios de nuestra provincia y que recurren al servicio del transporte escolar, para poder desarrollar su actividad educativa en el colegio de referencia.
En esta nueva aventura está embarcada la pequeña Iría, quien a sus cinco años, viaja cada día desde el Campo de Peñaranda hasta el colegio Miguel de Unamuno de Peñaranda. Una experiencia, que para ella está siendo una aventura ilusionante, mientras que para sus padres, tras los primeros momentos de incertidumbre por el arranque del curso, está suponiendo una garantía, además de dejarles no pocas buenas anécdotas.
Vanesa Vicente, madre de Iría, explica que cada mañana prepara al detalle la mochila de su hija, en la que no faltan "dos mascarillas todos los días, gel hidroalcoholico y luego lo habitual, la botella de agua individual, algo que ha cambiado este año ya que antes tenían una taza en la que bebían y que ahora está eliminada debido a la situación sanitaria". Unos preparativos que, una vez repasados, se encaminan hacia el punto de encuentro con el autobús que se dirige hasta el centro escolar.
El servicio, que presenta grandes medidas de seguridad, tiene también sus rituales para los más pequeños ya que, tal y como apunta Vanesa, "Antes de subir al autobús que les
lleva al colegio, se encargan de ponerles gel hidroalcoholico a los niños y se colocan en un asiento que ya tienen preasignado para todo el curso, no pueden cambiarse de sitio. Además están llevando el mismo autobús también, por lo que no puedo tener queja de momento del servicio, creo que está muy controlado y es muy seguro".
Pero antes de llegar hasta este momento, en casa también se han vivido los preparativos con intensidad estas últimas semanas. "Hemos estado explicándola con calma como tiene que ponerse el gel principalmente y a mantenerse la mascarilla, aunque ahora ya en el colegio se lo están contando de manera continua y la verdad es que lo tiene muy normalizado, lo hace como un acto más en su día a día" explica Vanesa, quien además no esconde la alegría de ver volver a clase a Iría, asegurando que "tenía una ganas increíbles de volver al colegio, los nervios creo que los hemos pasado en mayor medida los padres. Los niños estaban necesitados de volver a las clases, de tener contacto con más niños" y es que, tal y como recuerda, "este verano no se ha relacionado con más niños, ya que en el pueblo había mucha gente de fuera y hemos preferido no llevarla al parque por precaución. Ha sido ahora, poco antes de empezar el curso, cuando hemos empezado a salir con ella, aprovechando que todos los forasteros se han marchado".
Hoy, con las clases ya iniciadas, los protocolos más que ensayados y todo el engranaje a punto, los escolares de la provincia comienzan esta atípico curso, siendo los padres los principales testigos de esta nueva realidad que, por el momento, ha llegado para quedarse y que busca la seguridad de los alumnos, desde su salida de casa y hasta su vuelta.