"Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo." (Levítico 25,10) Nuestras oraciones y llamamientos tienen como objetivo principal sensibilizar a los líderes p
El 22 de abril se celebró el 50 aniversario del Día Mundial de la Tierra en un contexto marcado por la pandemia del COVID-19. Este año, la celebración de este Día Mundial, se ha centrado en el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud del planeta y, nos recuerda la necesidad de avanzar hacia una economía más sostenible que funcione en armonía con la naturaleza y la Tierra. El coronavirus ha oscurecido y tapado la crisis ambiental que es también una emergencia, alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción. Por otro lado, la biodiversidad puede ser parte de la solución a las pandemias, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.
Recordando esta conmemoración, Francisco ha convocado un "Jubileo de la Tierra", que ha comenzado el 1 de septiembre con el "Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación" y concluirá el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís. La pandemia tiene que hacer que tomemos conciencia de una humanidad común y de todas las interconexiones entre las dimensiones económicas, políticas, sociales, culturales, incluso espirituales. Con el COVID-19 ha surgido el deseo de nuevas formas de solidaridad, no solo para responder a la emergencia sanitaria, sino a las dificultades de muchos ciudadanos por la pérdida de empleo, necesidad para comer o soledad.
El Papa Francisco, después de promulgar la encíclica "Laudato si", en la que invita a una ecología integral, donde la tierra y los pobres son la misma causa, estableció el 1 de septiembre la Jornada de Oración por el cuidado de la Creación. Con la encíclica, Francisco inauguró un nuevo paradigma, donde la responsabilidad humana debe dar un paso más, además de tener en cuenta la totalidad de la vida y los riesgos medioambientales que ponen en riesgo el futuro de la tierra, quiere relacionar el deterioro ecológico con la situación de pobreza y marginalidad de muchos pueblos. En este nuevo paradigma, relaciona la justicia social y la justicia ambiental, implicando no solo a la economía y la política, sino a la realización concreta de nuestra libertad en pequeñas acciones en el día a día, en el cuidado de la creación o en un consumo responsable.
En este "Jubileo de la Tierra", Francisco realiza una invitación a los líderes religiosos a unirse al "Tiempo de la Creación", unidos como una sola familia en Jesucristo, estableciendo lazos entre las personas y todos los seres vivientes. Si los sistemas sociales han creado un terreno fértil para la propagación del virus y la enfermedad, debemos darnos cuenta de nuestra fragilidad y dar pasos para una nueva forma de solidaridad, propagando una "pandemia del amor" (Tagle), para promover la sostenibilidad de los sistemas ecológicos, económicos, sociales y políticos, base del desarrollo humano integral.
Es un momento para la oración y el silencio, una llamada a lo profundo de nuestro ser para estar con Dios desde lo más bello de la creación, que no es un imperativo categórico, sino un abrirse a Dios, al hombre y al mundo desde el corazón. Comenta Francisco: en el silencio y la oración podemos escuchar la voz sinfónica de la creación, que nos insta a salir de nuestras cerrazones autorreferenciales para redescubrirnos envueltos en la ternura del Padre y regocijarnos al compartir los dones recibidos.
Pero también, es un tiempo para la concienciación desplegando acciones más sostenibles para vivir en nuestra casa común y que puedan tener una incidencia en la esfera pública. Según las palabras de Francisco: este es el tiempo para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre cómo nuestra elección diaria en términos de alimentos, consumo, desplazamientos, uso del agua, de la energía y de tantos bienes materiales a menudo son imprudentes y perjudiciales. Nos estamos apoderando demasiado de la creación.
El jubileo quiere ser un tiempo también para renunciar al consumo excesivo y a los sistemas económicos basados en el crecimiento a costa de la Tierra y los pobres. Es un tiempo de descanso para la tierra y poder restaurar los ecosistemas, un tiempo de descanso para las personas y restaurar su espíritu para el cuidado de la creación. Quiere ser una llamada profética a la esperanza, actuando como mensajeros de la casa común y de los más pobres del mundo, haciendo sonar el "yobel", el cuerno sonoro, para llamar la atención de esta situación injusta pero no perdida. Es el tiempo para emprender acciones proféticas. Muchos jóvenes están alzando la voz en todo el mundo, pidiendo decisiones valientes. Están decepcionados por tantas promesas incumplidas, por compromisos asumidos y descuidados por intereses y conveniencias partidistas.
Es el momento de cambiar y buscar estilos de vida más sencillos, con una capacidad de cuidado y creatividad generosa. En palabras de Francisco, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnológico. Para ese nuevo estilo de vida responsable con la tierra y los más necesitados, es necesario superar el individualismo, transcendiendo nuestro propio yo, para hacer posible el cuidado del otro y de la naturaleza. Ante esta realidad, cuidar es más que un acto, es una actitud, es necesario devolver al ser humano el sentimiento de pertenencia a la familia humana, a la Tierra, al universo y al propósito divino.