En este tiempo que se nos avecina, el del principio de curso y el comenzar a rodar el engranaje de la nueva andadura de la sociedad, como ocurre siempre que llega septiembre, uno de los asuntos más importantes que nuestras gentes sienten es el de la escolarización de sus hijos.
Anoche veíamos, en un canal televisivo europeo, cómo los estudiantes daneses se manifestaban en favor de una enseñanza presencial en sus centros educativos, y no virtual, pues ?con toda razón? argumentaban que la enseñanza virtual no cumple con los requisitos para un buen aprendizaje.
Y es verdad que hemos de realizar todos los esfuerzos necesarios, para que la enseñanza ?ahora que llegan los inicios del curso? que han de recibir, en el nuevo curso, nuestros niños, adolescentes y jóvenes sea presencial, en los centros educativos, en las escuelas, colegios e institutos, con todos los riesgos que pueda llevar.
Pues esa enseñanza presencial es más democrática, menos discriminadora. No todas las familias cuentan con recursos tecnológicos, informáticos y de conexión con la red, para poder seguir sus hijos una docencia adecuada. E incluso, aunque se tuvieran, es una enseñanza, la virtual, con menos garantías de acceso al conocimiento.
Tal opción trae sus riesgos, es evidente. Ante tales riesgos, hay que tomar precauciones, sin duda alguna, por parte de las autoridades políticas, educativas y sanitarias. Pero merece la pena correrlos, para que los padres y las madres puedan trabajar y desarrollar sus correspondientes dinámicas laborales, y los hijos puedan acceder a un conocimiento con todas las garantías.
En este desafío que se nos presenta, debido a la pandemia del corona virus, no valen escaqueos de ninguna institución. Se ha de arrimar el hombro por parte de todos, instituciones y ciudadanos, en bien de nuestra sociedad y de la formación de las más jóvenes generaciones de nuestro país.
Pero es curioso ?y, por ello, traemos a colación el refrán de "Cuando pitos, flautas; cuando flautas, pitos"? que, por ejemplo, los gobiernos autonómicos, cuando las decisiones sobre la crisis sanitaria y social originada por el corona virus las tomaba el gobierno central, ponían el grito en el cielo; y, ahora, que se les da a ellos, lo vuelven a poner. Es ir siempre a la contra, como taifas irresponsables, que, por lo general, solo saben estar a las maduras y se escabullen ?con pitos o flautas, según lo que toque? cuando les llegan las duras, que ahí está el difícil arte de gobernar, en las duras.
Y esas duras son las que nos vienen tocando a todos en este tiempo marcado por la crisis sanitaria, social, económica, marcado por la incertidumbre. Y ahora nos toca dar el primer paso, para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes ?con todos los riesgos que pueda conllevar? se escolaricen en sus centros educativos, para comenzar y continuar el curso escolar como es debido.