OPINIóN
Actualizado 29/08/2020
José Fermín Rozas

Readquirida la costumbre de pasear por espacios urbanos salmantinos, por la que tanto hizo la desescalada, visité estos días uno olvidado. Cuando se abandona la ciudad por la Vía Helmántica hacia el Este, pasada la rotonda del cruce con el Puente de San José, a la derecha una carreterilla asciende entre altos muros. Estos aparecieron al construirse el Polideportivo Rio Tormes. Esa estrecha carretera, con algún notable bache, deja en menos de 200 metros en la trasera del Pabellón y del Campo de Tiro.

No sé si al incluirlo en la obra del polideportivo, pretendían convertirlo en mirador sobre el perfil más atractivo de la ciudad. Si fuera practicable, permite admirar la vega del rio y una perspectiva de la postal urbana surgida con la construcción de la carretera de Villacastin a Vigo en la década de los años 60 del siglo XIX. Aunque ya poco tenga que ver con ella.

Y digo practicable pues no invita precisamente al paseo. Este se puede iniciar en la entrada al complejo deportivo en la Calle de Joaquín Rodrigo, yendo hacia la izquierda. Lamentablemente perdí las fotos de mi anterior visita de hace pocos años, pero el tamaño de la maleza sugiere una falta de atención de los servicios municipales desde hace largo tiempo. Con los peligros, además, que ello puede suponer.

Si encima abundan cardos y similares, acercarse a los muros para admirar la ciudad y hacer alguna foto es imposible sin un buen machete en la mano. Algo que, lógicamente, no es objeto de uso habitual, ni anecdótico, entre el común de los mortales de la Península Ibérica. Quizás en el Amazonas u otras selvas.

Exageraciones aparte, no estaría de más que alguien con las competencias necesarias, se acercara por allí periódicamente y lo adecentara. Que no es sinónimo de cortar los dos pinos y algún árbol despistado supervivientes del proyecto original. Lo digo por esa extraña y recurrente asociación de ideas que hace el Ayuntamiento entre limpiar o quitar obstáculos y cortar árboles. También hay indicios de farolas, por si se valora la posibilidad de recuperarlas.

A finales de mayo publiqué una foto similar. Entre la maleza hacia el centro del Valle del Zurguén, el programa ITER colocó esas piedras apenas visibles. Desde entonces, sólo ha cambiado la tonalidad más verdosa y con flores de las plantas., La fuente ni se ve.

Los comentarios anteriores no quieren decir que no se adecenten lugares de poco uso. Quizás por lo recóndito de su ubicación, pero también puede influir su mal estado de conservación. Por seguir en la margen izquierda, en los últimos dos meses han ido limpiando de maleza seca espacios del Zurguén y alrededores. El valle, a pesar de su amplitud, fue en gran medida impracticable en la desescalada debido a la altura adquirida por la vegetación y a la poca diligencia municipal. Una pena para los cientos de personas que intentaron disfrutarlo. Desparecidas las ovejas que pastaban hasta hace pocos años, todavía se mantiene la abundante maleza ahora seca y en tonalidad amarilla.

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