OPINIóN
Actualizado 28/08/2020
Félix López

Estos días de vacaciones con los nietos, leyendo un libro infantil que me habían regalado sobre la diversidad de gustos sexuales y amorosos, me he encontrado con un cuento muy ideológico. Con la mejor intención, la autora hacía una defensa de todas las diversidades imaginables, que voy a dejar a su imaginación. Ya sabe usted que en la imaginación todo es posible. No era un libro escabroso, ni puritano, sino que con dibujos graciosos describía todas las alternativas de la orientación del deseo, mezcladas con diferencias extremas de edad, altura, delgadez y gordura, forma de vestir, aspecto físico, etc. etc.

La lectura formaba parte de unas actividades que hacía con un nieto y dos nietas de seis años. El libro exageraba tanto las cosas que nos reímos un buen rato. Pero tanto al chico como las chicas no les resultaba creíble, sino más bien exagerado, irreal y artificioso. No les gustó.

A los seis años, y aun antes, ya tienen sus criterios sobre lo que es atractivo o no. Y decir que todo es posible y da igual "no cuela", ni en niños de esa edad, para los que estaba escrito este cuento tan doctrinario. Una cosa es respetar a las personas diversas y otra presentar un abanico infinito en el que todo es tan diferente que finalmente todo da lo mismo. Es una forma de negar que en las sociedades hay mayorías que también deben ser respetadas, no cayendo en la discriminación y hasta persecución que han sufrido y sufren aun las minorías sexuales.

La verdad es que "sobre gustos hay mucho escrito", en contra de ese dicho popular que, por otra parte, no carece de sentido, si no llevamos las cosas a ese extremo.

¿De qué depende la atracción sexual y amorosa? Es un tema muy amplio, un capítulo clásico de psicología social.

La atracción depende, en primer lugar, de la orientación de deseo sexual porque nos atrae alguien que coincide con nuestra orientación del deseo.

Depende, en segundo lugar, del objetivo en que se enmarca el deseo sexual: no es lo mismo desear tener una relación sexual, sin más, que buscar tener una relación sexual y amorosa mantenida en el tiempo. Los antiguos decían una frase que espero no le suene mal: "no es lo mismo echar un polvo que echarse novia". Algunas mujeres y hombres actuales prefieren decir: "no es lo mismo follar que buscar una pareja".

En la atracción se puede hablar de aspectos bien diferentes : a) sentirse atraído para satisfacer el deseo sexual con conductas sexuales explícitas ("me atrae sexualmente hablando", decimos); b) sentirse atraído afectivamente o por estar enamorado; c) sentirse atraído porque nos resulta una figura estética o tiene una personalidad que nos encanta. Naturalmente estas cosas van muy bien juntas; pero pueden darse por separado.

Comenzando hoy por las teorías más globales, la verdad es que los estudiosos mantienen un debate interminable sobre este tema.

Unos, los etólogos y evolucionistas, defienden que en la atracción los seres humanos hemos aprendido a lo largo de la historia de la especie lo que más nos conviene para la supervivencia, y esos aprendizajes ya se han convertido en programaciones heredadas en las personas concretas. Sus investigaciones se basan en estudios de culturas diferentes.

Los evolucionistas estudian lo que compartimos, lo propio de la especie humana. y creen probado que a los hombres les gustan más las mujeres jóvenes, con salud, de facciones simétricas (que además se relaciona con la salud y la juventud), con mamas grandes y simétricas, y caderas grandes. Estas preferencias las abrían aprendido los varones a lo largo de la historia de la humanidad, porque este tipo de mujeres supuestamente son las que mejor crían, son más actas para tener hijos y amamantarlos, también se supone que son mejores cuidadoras de la pareja y toda la familia. El origen de estos aprendizajes estaría en la propia experiencia de humanidad a lo largo de la fologénesis, la evolución de la especie.

Algunos evolucionistas modernos, sin negar este planteamiento, insisten en la importancia de la inteligencia de las mujeres, porque tiene un rol decisivo en la relación de pareja y en la crianza. La expresión sexista "las prefiero tontas y guapas" solo podría ser cierta cuando se busca exclusivamente una relación sexual instrumentalizando a una mujer.

Las mujeres preferirían a hombres atléticos, con recursos económicos, poder, prestigio social y dispuestos a comprometerse con la crianza y los cuidados de la mujer. También, en este caso, la razón sería clara: se trata de contar con la ayuda de un hombre con recursos (en términos de poder, dinero, prestigio, buen empleo, etc.) capaz de proteger a la madre y a las crías, dispuesto a comprometerse con la pareja y la crianza.

También creen explicar por qué las mujeres también son más selectivas a la hora de sentirse atraídas para tener relaciones sexuales porque, con el posible embarazo y parto, su vida, además de correr riesgos, queda muy "atada" a la crianza. Por eso, nos aseguran, los hombres estarían más dispuestos al sexo ocasional, sin compromiso, porque no se quedan embarazados y buscan propagar sus genes lo más posible, como impulso vital del deseo, y la búsqueda de placer.

Evidentemente los evolucionistas saben que nuestras sociedades han cambiado y que hay muchas mujeres que ya no necesitan esas características en el varón (porque son autónomas económicamente y socialmente, por un lado, y porque pueden evitar el embarazo, por otro). Pero mantienen la vigencia de sus tesis centrales.

Para otros autores, sociólogos y psicólogos del aprendizaje, lo que nos atrae depende de los valores dominantes en cada cultura, sociedad o memento histórico. Aprendemos lo que debe considerarse bello y atractivo, incluso lo más deseable sexualmente. La sociedad nos modula con infinidad de medios desde el nacimiento. Esta postura, la justifican al encontrar diferencias entre culturas en los modelos de belleza: desde mujeres que se consideran ideales por estar gordísimas, a aquellas que deben tener un cuello de jirafa, efecto de la presión de aros sucesivos que se van colocando, o aquellas con pies raquíticos, conseguido a base de vendas que no les dejan crecer los pies, o "escuálidas", como muchas de las modelos actuales. Las preferencias diversas e incluso manías contra toda lógica, están presentes en diferentes culturas. Las características dominantes cambian, incluso dentro de una cultura, cada cierto tiempo. De hecho, los cambios son tan grandes que, a veces, se dan de una generación a otra ¿Que ha sido del valor de la piel blanca y del hecho de estar más bien rellenitas y rellenitos, criterios preferentes de nuestras abuelas y abuelos?

¿Qué autores les parecen a usted más acertados? ¿Es importante reconocer que tmbién hay otros factores de atracción, como veremos en próximos textos?

Estas dos corrientes teóricas siguen siendo irreconciliables en la actualidad.

Los evolucionistas ponen el acento en lo que es más estable y compartido en las diferentes culturas, a la vez que se centran en la relación de la pareja sexual y amorosa. En definitiva, lo que hemos heredado los hombres y las mujeres.

Los ambientalistas se centran en las diversidades de gustos, los modelos dominantes de belleza en la sociedad y en la atracción sexual puntual, más que en la preferencia de pareja sexual y amorosa.

Estas diferencias de enfoque explican las discrepancias, junto con grandes desacuerdos teóricos de fondo. Los etólogos y evolucionistas creen que heredamos características muy importantes, propias de la especie. Los ambientalistas consideran al ser humano concreto más maleable por la cultura y los valores dominantes en que son educados y manipulados.

Por mi parte, creo que ambas posturas son necesarias para poder dar una explicación más completa.

Además, como veremos, hay otros factores concretos que tienen un rol importante en la atracción.

En todo caso, la verdad es que sobre gustos hay mucho escrito.

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