"Cuentan que cuando Van Gaal llegó al Barcelona, todos los colaboradores del entrenador fueron despedidos, menos uno. Ese se llamaba José Mourinho. Cuando le preguntaron al entrenador holandés el por qué de esa decisión, contestó contundentemente: "Es el único que me lleva la contraria cuando estoy equivocado". Pasado el tiempo, cuando ya José Mourinho entrenaba al Real Madrid, contaba una anécdota al respecto de una alineación. Mouinho le preguntaba a sus colaboradores y todos opinaban como él. Cuando él mismo optó por otra solución, uno de los actuales técnicos le debió decir: "Es lo mismo que pienso yo, pero no me atrevía a decirlo?" A lo que Mourinho soltó un taco y reconvino a su gente que no los tenía de colaboradores para que le aplaudieran".
Dijo Samuel Goldwin: "Quiero gente que me diga la verdad, aunque les cueste el puesto". Pero pocos le hacen caso, ni líderes ni colaboradores. No quieren opiniones objetivas los unos y tampoco complicaciones los otros. "Vamos a ser transparentes" dice el jefe inmediato en una reunión. Otros más modernistas aluden: "No me vengas con problemas, ven con soluciones". Pero tanto los empleados más transparentes, así como los "solucionadores", acaban siendo incómodos y descubren al final que es mejor no hablar porque ya son muchas veces las que los han llamado al despacho, en solitario, para recordarles aquello de "¡A Vd., no se le paga por pensar?!" En la vieja empresa, desgraciadamente, también en la moderna, todavía existe la vieja cultura del "Mandamás"?
El Barcelona tomará decisiones incomprensibles hasta el próximo marzo que promueva nuevas elecciones, y habrá muchos cambios. Pero, hagan lo que hagan, nunca será comprensible que Messi no aparezca en esa plantilla?
Salamanca, 26. Agosto.2020.