Las recolecciones en la zona noreste se desarrollan de forma escalonada con cierta incertidumbre respecto al futuro
Desde que comenzaron las primeras recolecciones de patata en los pueblos del noreste de la provincia de Salamanca se están desarrollando de forma escalonada con algún ligero descanso, como el de este final de semana, quizá por causa del festivo nacional. Dependiendo de la variedad de patata y del tipo de convenio entre productor y comprador, el precio del que se ha hablado ha oscilado entre los 10 y los 20 céntimos en kilo. Las fórmulas son distintas, porque mientras en pueblos como Cantalapiedra el agricultor se hace cargo de los gastos de sacar la patata, en Cantalpino o Arabayona, los patateros o compradores suelen pagar a las personas que recogen la patatas, con la correspondiente reducción en el precio de compra.
La patata es un cultivo, del que siempre se ha dicho que hace rico o arruina al agricultor. Cada año es diferente. En estos momentos está en vigor la incertidumbre que genera el desarrollo a corto y medio plazo de la pandemia de coronavirus. También hay otras cuestiones como el mercado exterior.
En alusión a la situación actual se manifiesta Nemesio García de Cantalpino, experto en patata que durante toda la vida se ha dedicado a la compra y venta de este alimento. Considera que "es un año inestable" y que "la cosa va a peor, el que vende asegura lo que saca", anota.