Unos matrimonios pidieron a la Madre Teresa que les diera un consejo. Ella dijo: -Es muy sencillo y muy importante: "Sonrían siempre". Sonreír siempre, en todo momento y circunstancia, en las buenas y en las malas.
No es fácil la alegría. La alegría sigue siendo para muchos un misterio. Los maestros espirituales dicen que una persona sin alegría interior:
- hará pocas cosas de provecho en la vida;
- complicará su existencia y amargará la de los demás, y
- jamás dará ejemplo, ni testimonio de paz y felicidad a los que andan tristes y desesperanzados por la vida.
La alegría nace de la paz interior, del seguimiento a Jesucristo, de una conciencia limpia, de la total confianza en Dios y de una gran esperanza. Es inquieta e inquietante porque exige de nosotros compromiso y entrega. Y es hija de la Esperanza, que la alumbra como al mejor de sus retoños. Porque sabemos que lo que esperamos ¡se cumplirá!
El testimonio de la alegría sigue siendo uno de los testimonios más necesarios. Hoy se nos pide un claro testimonio de alegría y esperanza, que sepamos dar razones de nuestra vida, que bendigamos todo lo hermoso y lo bello que hay a nuestro alrededor. Cuando se respira alegría y la rebosa por todas partes, todo sonríe a su alrededor: animales, paisajes, personas?
La alegría es un fruto del espíritu y nace de creer en el resucitado, en la fuerza de Dios, que salvó a su Hijo de quedarse en el sepulcro para siempre. Si Cristo ha resucitado, si es algo vivo, podrá llenar de alegría la existencia de todo ser humano. Él es el tesoro por el que se vende todo lo que se tiene; la causa de la alegría de todos aquellos que creen en el Amor y en la Vida.
Suceda lo que suceda en tu vida, sonríe, no desistas, sigue avanzando, nunca te rindas, siempre encontrarás el sol de nuevo, sentirás las ganas de vivir y comprobarás que en el camino no hay sólo piedras también hay rosas que te brindan su perfume y belleza.