OPINIóN
Actualizado 30/07/2020
Fermín González

"Las honestas palabras, nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe" (Miguel de Cervantes)

ENTRE PUENTES

EL DON DE LA PALABRA

Hay quien dice que: las palabras son como las pistolas "las carga el diablo", servidor no lo cree, incluso no creo que haya "diablo". Aquello que decimos o escribimos es mucho más que un sonido e impresión; pienso, que las palabras son el vehículo de contacto de nuestra alma con la realidad y gracias a ella tomamos conciencia y simbolizamos lo vivido. Ellas brindan además la posibilidad de significar toda experiencia, desde lo aparentemente banal hasta lo trascendente nos ayudan a dar sentido a la vida. Paradójicamente, también nos ayudan a tomar distancia, a ganar perspectiva, a desahogarnos. Nos permiten alejarnos y acercarnos, gestionar distancias, entregarnos o partir.

Según algunos observadores, se está extendiendo en la sociedad actual un lenguaje que refleja el crecimiento de la agresividad. Cada vez son más frecuentes los insultos ofensivos, proferidos solo para humillar, despreciar y herir. Palabras nacidas del rechazo, del resentimiento, el odio o la venganza.

Por otra parte, las conversaciones están a menudo tejidas de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin la menor prudencia y respeto que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza. No es este un hecho que se dé soló en la convivencia social, entre personas cercanas o en la misma familia. Es también un grave problema de la Iglesia donde se perciben divisiones, conflictos y enfrentamientos en un estado de cosas que sienten la necesidad de dirigirnos una llamada urgente, y duele comprobar como al mismo tiempo en la familia y en la sociedad consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas.

Nos olvidamos con frecuencia que, gracias a las palabras percibimos los diferentes contrastes, y nos acercan al mundo. Con ellas creamos y exploramos universos reales o imaginarios. Son puente para conocer y reconocer al ser próximo, descubrir sus matices, su humanidad, y su estado de ánimo. A través de sus combinaciones podemos encontrar lo que nos une a otras personas, o todo lo que nos separa de ellas. Elegir la palabra adecuada en cada momento constituye una decisión mucho más importante de lo que puede parecer a simple vista. Es lamentable el camino que está tomando el don de la palabra, como la sociedad se está diluyendo en un mar de sintonías llenas de gritos, de mentiras, de confusión. Estamos perdiendo la conversación, la comunicación hablada, la razón demostrada? Estamos en definitiva embruteciéndonos, y lo hacemos sin el menor sonrojo, y lo que es peor sin mirarnos a la cara para despedirnos. Ya lo haremos por el móvil?- Como te lo digo tu-.

Fermín González Salamancartvaldia.es blog taurinerias

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