Nunca llueve a gusto de todos y es normal: cada uno tenemos necesidades distintas. Lo que no es normal es que siempre llueva para ahogar a los mismos, cosa que siempre sucede cuando la lluvia la mandan los políticos, esos señores que en cuanto entran en el ayuntamiento se olvidan de que fueron ciudadanos de a pie y piensan que nunca volverán a serlo, por lo que cuando se ponen a lanzar sus chuzos de agua siempre procuran que les pillen a los ciudadanos que menos ingresos tienen y más impuestos pagan.
Esto no lo digo yo solamente, lo dicen todos los repartidores de Salamanca. El ayuntamiento acaba de recortar en una hora por las mañanas el horario de carga y descarga y solo pueden acceder a la plaza y calles adyacentes hasta las diez. Estos señores, sea porque no madrugan para ir a sus despachos, sea porque van o los llevan en coche y no se enteran, ignoran que las peluquerías, las floristerías, las clínicas dentales, las clínicas veterinarias, las farmacias, las ópticas, las pastelerías, las tiendas, la mayoría de los comercios y un largo ecétera de negocios, abren, precisamente, a las diez, y si a las diez ya no pueden entrar, ¿cómo les van a servir?
La medida conlleva que los repartidores tengan que invertir el doble de tiempo por tener que desplazarse a pie y cargados hasta los establecimientos, que gasten más combustible y que, en no pocos casos, el trabajo de un día, tengan que hacerlo en dos o en tres, y todo esto sin sumar ingresos y sin restar gastos.
Parece que son dos las razones que les han impulsado a tomar esta medida. Por un lado evitar que un repartidor atropelle a un peatón, cosa que desgraciadamente sucedió en el centro no hace mucho. Con todo el respeto para las víctimas, porque si víctima fue el fallecido, víctima fue el conductor, porque los repartidores no salen de casa dispuestos a atropellar peatones a diestro y siniestro, más bien tienen que hacerlo con mil ojos y perdiendo mucho tiempo para no llevárselos por delante cuando cruzan los semáforos en rojo o utilizando el móvil, digo yo: ¿No sería más lógico que invitaran a los peatones a que no fueran a pasear por el centro para no estorbar a los repartidores hasta que no finalizara el horario de carga y descarga o los multaran si se saltan a la torera las normas de tráfico con la misma facilidad que multan a los repartidores? Pero si esta razón es de chiste, la siguiente no se queda a la zaga: el responsable, el culpable, el que les ha obligado a modificar el horario, parece que ha sido el coronavirus. ¿Será que el virus se despierta a las diez y quieren protegerlos mandándolos a casa antes de acabar el trabajo?
Conclusión: Los políticos, cuando entran en el ayuntamiento, no solo se olvidan de que fueron ciudadanos de a pie y piensan que jamás volverán a serlo, se convencen, además, de que ellos son los listos y nosotros los tontos, y como a tontos nos tratan.