OPINIóN
Actualizado 12/07/2020
José Luis Puerto

Uno de los autores contemporáneos de libros de viajes más fascinantes es el inglés Patrick Leigh Fermor (1915-2011). De su talento como escritor de tales libros, da ya una muestra temprana en sus libros 'El tiempo de los regalos' y 'Entre los bosques y el agua', que recogen la experiencia de su primer viaje, iniciático (como todo viaje verdadero), que realizara nada menos que a los dieciocho años, recorriendo toda Europa, desde finales de 1933, hasta llegar a Constantinopla (hoy Estambul).

Todos los libros de viajes de Patrick Leigh Fermor son fascinantes. Y lo son, siempre, por un motivo: hace suyo todo lo que ve, pone su alma en todos los lugares que recorre, da igual que sea una abadía monacal francesa, que algunas tierras incaicas americanas, que la Grecia clásica o bizantina, que las distintos enclaves de Europa que va recorriendo.

A veces, nos encontramos con lecciones magistrales en sus obras; como, por ejemplo, cuando nos plasma, en un centenar generoso de páginas, el mundo de los ancestrales pastores del norte de Grecia, los 'sarakatsakis', a través de uno de los hombres de tal grupo, Barba Pietro.

Podemos muy bien viajar desde casa, a través de libros como los de Patrick Leigh Fermor. Los ingleses, desde el romanticismo y a lo largo del siglo XX, han sido unos excepcionales viajeros. Y nos han plasmado, sin prejuicios, con una mirada nueva, podríamos decir, todo aquello que ven y que contemplan.

Otro hermoso libro de viajes, cuya lectura nos atrevemos a recomendar, es el de Colin Thubron por el Himalaya y el Tíbet, titulado 'Hacia una montaña en el Tíbet'; un viaje realizado en un momento existencial crítico del autor, que da como resultado un libro marcado por una espiritualidad muy seductora.

Sí, podemos entender el verano ?como también la vida que a cada uno nos está destinada? como un tiempo de los regalos; que es como decir un tiempo de los dones. A cada uno se nos otorga una cantidad misteriosa de tiempo, nunca tasada de antemano, para que usemos de ella de un modo eficaz, sin malgastarla.

Y ese regalo del tiempo que nos es dado hemos de aprovecharlo, no tanto en el sentido hedonista que es como se ha interpretado perezosamente y con simpleza el lema horaciano del 'carpe diem', sino en otro sentido más humanizado y más espiritual.

Este tiempo de los regalos que supone esta eternidad veraniega podemos leer. ¿Por qué no a nuestro Miguel Delibes ?sobre el que ya escribiremos?, del que celebramos el primer centenario de su nacimiento? ¿O, también, al gran Benito Pérez Galdós, del que también, este fatídico 2020, se cumple el centenario de su muerte? Me atrevo a recomendar del primero 'El hereje', o 'Los santos inocentes', o 'Cinco horas con Mario', o tantos otros; y del segundo 'Misericordia', algunos de los 'Episodios nacionales' o, ¿por qué no?, 'Fortunata y Jacinta'; para ir abriendo corte.

Porque en este tiempo de los regalos que vivimos, a lo largo de los días veraniegos, la lectura puede ser el modo más provechoso y eficaz de utilizar las horas, como también el caminar por la naturaleza. Para cargar pilas. Para sobreponernos de este tiempo de precariedad, marcado por un virus que ojalá fuera solo físico y no moral, como también, en determinados aspectos, parece estar siendo.

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