Iglesia parroquial de Amatos de Alba
Ver galería


ALBA DE TORMES
Actualizado 12/07/2020
Manuel Diego Sánchez

Era párroco entonces el prior carmelita de Alba, Ursicino Fernández, un celoso sacerdote que siempre se distinguió por su entrega incondicional en sus numerosas tareas apostólicas

Parece mentira, pero ya pasaron 50 años desde que el arrabal de Amatos pudo contar con una nueva iglesia. Somos muchos los que fuimos testigos de aquella hazaña (de eso se trató), puesto que aquello fue posible gracias al tesón, empeño y a la generosidad del pueblo, además de las sustanciosas ayudas que vinieron desde la diócesis y del gobierno de la nación.

Un edificio antiguo bastante deficiente

Los que frecuentamos la antigua iglesia, reconocible desde el camino de Alba, con su campanario de dos ojos y su silueta clásica bien visible por estar enclavada en la parte más alta del pueblo, no deja de invadirnos una cierta nostalgia. Pero también reconocemos que su construcción era muy endeble, de piedra de pizarra y barro, con un techo a teja vana, y un pavimento muy rudimentario, casi pisando tierra. Los mismos libros parroquiales atestiguan que había que estar interviniendo siempre sobre ella, año tras año. Debía estar en tan malas condiciones que entre 1967 y 1968 se tomó la decisión de abandonarla y pensar en un edificio de planta nueva. Mientras tanto el culto se celebraba en condiciones muy lamentables dentro de la vieja escuela. Una decisión tan grave se tomó por la constituida "Comisión pro nuevo templo parroquial", toda ella formada por gente del pueblo junto al sacerdote párroco que entonces era Don Carlos Espejo. La solución escogida se toma después de las pertinentes consultas a personas entendidas y haber llegado a la conclusión de que era una opción menos costosa y más eficaz aquella de de construir un edificio de nueva que la de restaurar y consolidar el viejo templo parroquial. No todos compartían esa solución, pero seguramente entonces era la más viable.

Una empresa con escasos medios

Es evidente que el problema más serio era aquel de recabar fondos para el nuevo edificio. De los propios recursos que había disponibles se pueden citar aquellos de la venta del antiguo edificio parroquial (30.000 pesetas), la venta de la casa y huerto del cura (50.000 pesetas), e igualmente del antiguo retablo mayor (13.000 pesetas). Todo esto se enajenó en el año 1968. Pero no bastaba para emprender una nueva construcción. De las instancias oficiales del Gobierno, Ministerio de la vivienda, se recibieron 3 ayudas sucesivas (17.000 + 5.000 +100.000 pesetas); más otra ayuda del Instituto de la Vivienda (5.000 pesetas). Una suma total de 220.000 pesetas disponibles, pero que todavía no eran suficientes para meterse en obras. Mientras tanto en octubre de 1969 entró de párroco el padre Ursicino, el cual se propuso de inmediato buscar una solución al problema de la iglesia, contando con el apoyo incondicional del obispado salmantino y del pueblo, que con sus aportaciones voluntarias ayudó a incrementar notablemente el fondo económico disponible. Pero es que además se resolvió el problema del suelo edificable cuando el ayuntamiento de Alba concedió gratuitamente 250 m. cuadrados del sitio comunal llamado el Prado Guarrero para la planta de la nueva iglesia. Así, entre marzo y agosto 1970 (un tiempo record) se pudo construir la nueva iglesia, cuyos planos son del arquitecto diocesano Amando Diego, y de las obras se hizo cargo el constructor albense Agustín García Hernández comprometido en un presupuesto de 74.572 pesetas que a final de obra ascendió levemente a 75.500 pesetas. Se puede decir que para la obra de la iglesia de Amatos se sirvió todo lo necesario ?debidamente pagado- desde Alba de Tormes: Materiales de construcción Lino Reyes, Lorenzo Gómez y José María Delgado Hernández; cerrajería de Álvaro Martín García; electricidad José Luis Reyes Hernández; carpintería mecánica José Criado; talleres de carpintería Cotobal; Patricio Gómez pintor; además de la Cristalería Salmantina, Ferretería Vasco-Castellana y Unión Ferretera Salamanca.

Tan honesto era el P. Ursicino que conservó todas las facturas, debidamente ordenadas y especificadas, lo que nos permite al día de hoy el poder valorar el gasto total de la obra, que fue de un coste muy contenido, el cual asciende a la cantidad exacta de 276.099,18 pesetas. Es evidente que no le bastó al párroco con el dinero recogido anteriormente, tuvo que moverse solicitando más ayudas, que naturalmente le vinieron del obispado y de las aportaciones generosas de los feligreses, los cuales además se empeñaron en hacer otras aportaciones no menos necesarias de material y obra de mano.

El milagro de la iglesia parroquial nueva

La obra de la iglesia de Amatos marchó adelante y se culminó en un tiempo record, en parte debido al interés y buena disposición de todos. Fue como un milagro patente. La gente del pueblo colaboró a la hora de hacer los cimientos, como también trayendo remolques de piedra/cascajo, e igualmente de arena del río Tormes. Eso significó el ahorro de muchos jornales. Y como era una obra de pocas complicaciones (se construía sobre terreno libre), el edificio se pudo levantar en pocos meses e inaugurar en las fiestas patronales de agosto, es decir, el 5 de agosto del año 1970. Bendijo la nueva iglesia y dijo la primera misa, el entonces vicario general de la diócesis, Don Constancio Palomo, en la que hicieron la primera Comunión varios niños del pueblo.

Para aquella ocasión se invitó a todos los hijos del pueblo que vivían fuera de Amatos. Vino aquel día bastante gente de Alba, y la parte musical del acto estuvo a cargo de las Hijas de la Caridad del colegio "La Milagrosa" de la villa. Hasta el periodista y poeta Antonio Álamo Salazar, con tal motivo, publicó un artículo en El Adelanto de Salamanca bajo el título: "Amatos de Alba estrena su templo-castillo de San Pablo y Nuestra Señora de las Nieves", que bien merece recuperar y leer.

Así, la iglesia nueva aparecía radiante en aquel verano de 1970 ante los ojos atónitos de los feligreses, después de estar casi 3 años sin templo parroquial, pero como un recinto religioso de concepción totalmente distinta al antiguo. No había otro igual y tan atrevido por esta zona de Alba.

*NOTA: una historia documentada de la nueva iglesia de Amatos y su construcción se puede consultar en el "Libro de fiestas de octubre" de Alba" (2007) pp. 253-261.

* * * *

ANTONIO ÁLAMO SALAZAR: Amatos de Alba estrena su templo-castillo de San Pablo y Nuestra Señora de las Nieves. La moderna y blanca edificación se levanta frente al Carpio de Bernardo y el Azud tormesino de Villagonzalo.

*Artículo publicado en El Adelanto de Salamanca (4.5.1970) p. 5.

Es como un vellón de blanca lana, limpísima? Más bien como un copo de nieve, haciendo el milagro de mantenerse intacto, cara al cielo de julio, bajo el sol de castigo de esta canícula de 1970.

Sin embargo, amigos, no es ni vellón ni copo. No es ni siquiera un castillo ?curro y fantasma!- de Disneylandia, trasplantado al altozano suave que se enfrenta geográficamente al histórico y candente Carpio, el de "Bernardo", enseñoreándose con la vecindad de esa mata de agua tranquila y cordial del embalse de Villagonzalo.

Es, sencillamente, una iglesia, una ermita, un templo.

? Es la iglesia de San Pablo, de Amatos de Alba. Amatos de Alba es un anejo del Municipio de Alba de Tormes; es algo así como un "consulado" de la villa junto a la gracia húmeda y verdegueante de las inmediaciones del Tormes en ese tramo del azud de Villagonzalo, donde las aguas claras y limpias que cantara Garcilaso se expanden, se esponjan, se aquietan en serenidad y en grandeza, para darle belleza estupenda al panorama y para servirle en bandeja toda clase de facilidades a la viril estética del deporte náutico.

Amatos de Alba, en realidad, tiene un origen anónimo, que no sabe ni huele a hospicio, sino que se encierra en el limpio celofán de la sencillez y de la evangélica humildad. Por ello, ahora, el periodista no le ha andado dando vueltas a los años, a los lustros, o, incluso, a los siglos, para bucear en el origen y nacimiento de Amatos de Alba. El periodista (que a veces gusta de hermanarse con el poeta) no ha querido ir más allá del propio nombre del lugar: Amatos.

? Y a fe que el nombre le ha gustado. En realidad, el nombre ?Amatos- le ha gustado siempre. No anda uno muy versado en ciencia etimológica, pero a uno le suena a "amor" eso de Amatos; Amatos suena a "Amador"; o suena a mandato de Cristo: "Amaos".

Pero ¿para qué seguir?, no le demos oportunidad a la sonrisilla irónica de los entendidos en la ciencia del origen de los vocablos; sin embargo -eso sí- hacemos de nuevo profesión de que la toponimia de "Amatos" nos sabe a "Amador", a "enamorado".

? Y esto, amigos, es más que suficiente para el periodista, cuando el periodista se hermana a veces con el poeta.

Claro que aquí, ahora, lo importante es que sobre un breve altozano de Amatos de Alba, ha surgido una iglesia nueva. Amatos tenía su templo parroquial ?curro y familiar- y se encontraba en deplorables condiciones. Tan es así, que hubo necesidad de clausurarle, y ahora ha quedado convertido en dependencia para almacenaje de efectos campesinos. En aquella vieja iglesia de San Pablo se trenzaron muchas "avemarías" por los dedos apostólicos del venerable don Julián, sordo como una tapia y párroco ejemplar por los cuatro costados; en aquel viejo templo de San Pablo se hizo todos los días calladamente, sencillamente, humildemente, santamente, la veterana misa transida de latines; en aquel viejo templo de San Pablo se bautizaron muchos hijos de Amatos, entre los que el periodista cuenta con tantos amigos; y en aquel recinto se casaron bellas mujeres (es proverbial la gracia natural de la mujer de Amatos) con los trabajadores hijos de la tierra; allí, amigos, los latines tristes bajo el doblar de la familiar campana, rubricaron la despedida a honrados charros en la hora de su física desaparición definitiva.

El capítulo del viejo templo terminó.

? No podía estar Amatos sin templo parroquial. Y así surgió el nuevo.

De la feligresía de Amatos de Alba se encargó a la comunidad de Padres Carmelitas de Alba de Tormes, pasando así el prior albense a ser párroco de Amatos. Le cayó en suerte esta inicial designación al padre Ursicino, palentino de nacimiento, carmelita por vocación, albense por cordial vinculación. Y el padre Ursicino le dio cuerpo a la realidad de la nueva iglesia.

? Es el templo de San Pablo, su titular de siempre, patrono del pueblo; pero por segundo titular tiene a la Virgen de las Nieves. No es de extrañar que el nuevo templo, con forma de castillo para simbolizar la reciedumbre de Pablo, el Apóstol de los gentiles y de los bríos, sea también blanco y limpio como un vellón de lana, o como un copo de nieve, para más responder al patrocinio de Santa María su radiante y evocadora advocación honrada cada 5 de agosto.

La fe y desprendimiento de una feligresía de Amatos brindaron terreno gratuito, pero había otro terreno, más propicio, estratégicamente, simbólicamente, realmente, más idóneo, y el Ayuntamiento (su propietario) lo cedió gratuitamente para tal fin. Y allí, en lo que antes fuese "Prado Guarrero" (que tal era su nombre tradicional y legal), se situó el bello curro y amable templo de San Pablo y Virgen de las Nieves, construido por obreros albenses, con el contratista (también albense) Agustín García Hernández, según plano y proyectos del arquitecto diocesano, don Amando Diego.

? Doscientos cincuenta metros cuadrados del "Prado Guarrero", cuyo nombre poco ortodoxo con la estética y la hermosura, viene a redimirse con la blancura y la limpieza del templo y de su mariana advocación. Los vecinos de Amatos pusieron su ilusión y su trabajo, y en más de una ocasión fueron colaboradores directos y reales de los obreros que allí trabajaron.

El templo ya está terminado; el centenar ?escaso- de habitantes de Amatos está contento. Y ahora, en este 5 de Agosto, Virgen de las Nieves, el nuevo templo se abre de par en par, para iniciarse en este "consulado" de Alba en pleno campo un nuevo capítulo en la fe y en la espiritualidad.

Y ahí queda el templo, cerca de Alba de Tormes en su azud de Villagonzalo, bajo el gran cielo de la charrería, a la vera de Alba, presidido por el gran sol de agosto. Ahí queda el templo-castillo de Pablo, Apóstol de la fortaleza; ahí queda el templo-copo de la Virgen de las Nieves, advocación para la quintaesencia de la blancura.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Alba de Tormes
  3. >Amatos de Alba recuerda el 50 aniversario de su iglesia parroquial