Tuve un entrenador, Héctor Martín "Torini", en la Selección Oeste de Fútbol, que nos ilustraba la táctica del equipo en una gran pizarra y con tiza nos señalaba nombres, flechas, círculos, el balón circulaba mejor que en el campo de juego asi que a los cinco minutos de su exposición ya nos decía: "Vamos ganando 5-0". Realmente nos hacía conscientes de que la planificación era necesaria, pero todo había que trasladarlo después a la realidad práctica en el campo de juego. Grandes recuerdos de aquellos tiempos juveniles y de un fútbol muy elemental que fluía con espontaneidad en los años sesenta, entonces no jugábamos tanto "a la posesión", ni "a la posición".
Siempre escuché que "el papel lo aguanta todo". Asegura una de sus versiones que el dicho procede de la relación entre Diderot y la emperatriz Catalina II de Rusia cuando aquel pretendía arrastrar a la corte rusa a la causa de la ilustración. Mientras, Catalina defendía el reino de una rebelión de los cosacos e interpeló el entusiasmo de Diderot: "Usted trabaja sólo sobre el papel, que se presta a todo; es obediente y flexible y no pone obstáculos ni a su imaginación ni a su pluma; en cambio yo, pobre emperatriz, trabajo con la naturaleza humana?"
En el fútbol del Siglo XXI se siguen haciendo planificaciones futbolísticas, como es lógico unas veces funcionan y otras no. En esta Liga 2019/20 todo iba de una determinada manera hasta que la pandemia del Covid19 modificó todas las previsiones escritas. Y surgió la mayor revolución, necesaria ante las normas sanitarias de obligado cumplimiento: Fútbol sin público. Menos mal que las televisiones extendieron sus imágenes futbolísticas que compensaron un poco la no presencia en el Estadio. "El papel cuánto más blanco más resalta la mancha", todas las expresiones de los jugadores y entrenadores ahora mismo se captan con cruda realidad porque el ruido ambiente no absorbe la profusión natural de las expresiones de todos los miembros de los equipos. Los equipos que intentan salvar la categoría, sus entrenadores buscan soluciones mágicas como mantener el ambiente competitivo sin ayudas de su masa de aficionados, al fin y al cabo "Esa es la gracia del buen escribano, escribir bien con mala pluma y papel malo". Lógicamente, estos equipos y entrenadores no se pueden permitir aquello de "El papel lo aguanta todo", en realidad a ellos solo les valen los resultados salvadores pues nadie les va a firmar un papel en blanco liberándolos de sentencias prefijadas.