OPINIóN
Actualizado 08/07/2020
Redacción

Me agarro a la esperanza de que todo aquello que sueño puede ser posible, y eso es lo que me da la chispa para seguir luchando

Esta vez os quiero hablar de las responsabilidades, las de cada uno mismo, no voy yo a meterme ahora con las de nuestros gobernantes ni oposiciones, ni voy a ir más allá de las responsabilidades de nuestro país, nuestras gentes, y mucho menos más allá de nuestras fronteras, no me refiero a las responsabilidades en estos tiempos tan difíciles de nuestro presente. Hablo de los compromisos que nos hacen madurar, unos tuvimos que cargar con ellos desde muy temprana edad, y lo cierto es que con cada paso que vas dando, con sus aciertos y sus fracasos, aprendes a vivir con ello.

Hay algún que otro día que nuestros deberes pesan mucho, demasiado, y no sabes cómo consigues levantarte de la cama. Quisiera deciros que quizá sea la rutina, pero en el fondo sé que es el compromiso con uno mismo (la hipoteca, las muchas facturas, la necesidad de tener un plato de comida encima de la mesa, la ilusión de cubrir las necesidades de tus hijos) y con los que te rodean.

No sé si a vosotros os pasará lo mismo, pero hay días que me entran ganas de mandarlo todo a la mierda, aunque afortunadamente me dura poco, quizá sea el coraje lo que siempre me hace salir adelante. Han sido meses y años de largas luchas, alguna que otra ganada y otras que aún sigo peleando, quizá más decidido, más perseverante para vencerlas. Me agarro a la esperanza de que todo aquello que sueño puede ser posible, y eso es lo que me da la chispa para seguir luchando, cumpliendo metas y objetivos que hacen que mis días sean toda una aventura, intentando vivir al máximo día a día.

En estos días se habla mucho de emprender, ésta sí que es una responsabilidad grande y si te quieres lanzar tienes que ser muy valiente. Es una aventura en toda regla con sus luces y sus sombras, una aventura que requiere ser constante, perseverante y con la mirada puesta en seguir adelante pese a las dificultades. Pronto te acostumbras a trabajar sin un horario definido, a levantarte después de caer, a superar obstáculos, miedos y yo que se cuántas cosas más. Yo siempre he entendido que para embarcarte en el empeño de emprender no hay que ir con prisas, que como decía mi abuela Victoria "en esta vida todo llega si persistes en ello"; o como decía Hesíodo (un poeta griego que nació y creció esforzándose por lo que quería): "Si añades un poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho".

Si te paras a pensar la vida misma ya es un emprendimiento, días de suerte, de estar en el lugar y momentos indicados, ocasiones en las que quizá se nos cruza en el camino la persona ideal que nos ayude y apoye o la oportunidad de conseguir un nuevo cliente que nos salve el mes. También es poner todo nuestro corazón, nuestra ilusión, nuestro esfuerzo y lo que sea que hace que no nos rindamos jamás.
Yo me quedo con los que emprenden y se esfuerzan a diario por querer ser mejores personas de lo que fueron el día anterior, con los que cada día se levantan después de sufrir o pensar que no tenían más fuerzas para seguir, con los que abrazan con sinceridad y los que te regalan sonrisas, con los que saben escuchar y los que ayudan sin esperar nada a cambio. A la vida le pido que a todos estos emprendedores les espere, que van a buscarla cada día con más ganas que nunca.
Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Con más ganas que nunca