Ilustracción del diario ABC
¿Hemos aprendido algo desde el lejano "caso metílico", aceite de colza? hasta el coronavirus?
Si en su día costó que la justicia les amparara por los daños sufridos, ahora, treinta y nueve años después, los afectados por la intoxicación masiva del aceite de colza siguen sufriendo el olvido y la ignorancia de las autoridades. Hace un año, recibieron la mala noticia : a partir de ahora, tendrán que asumir el pago de los medicamentos. La causa es que la Comunidad de Madrid ha ido acumulando deudas desde enero del año 2018.
En 1981, año de la tragedia, y una vez constatada la intoxicación, el Ministerio de Sanidad estableció el derecho de los damnificados a la gratitud de toda la prestación farmacéutica. Una medida que, desde hace dos años, depende de las autonomías y Dª Manuela, alcaldesa de gobierno regional madrileño, es el único que ha descuidado su responsabilidad de financiación para con las víctimas.
El trágico golpe de la colza envenenada», como lo tituló ABC en 1981, Tuvo un desastroso y vergonzante resultado para los perjudicados. El alto grado de descontrol del Estado con los productos destinados al consumo humano dejó una libertad inusitada a los picaros que se valieron del fraude para incrementar sus ganancias y atentar contra la vida humana. El aceite de colza que se comercializaba para uso domestico estaba desnaturalizado y contenía una sustancia tóxica, la anilina, que fue la causante de la pesadilla que mató a cientos de personas y que aún afecta a más de 15.000.
Al igual que con el covid, al comienzo fue un revuelo de suposiciones por parte del gobierno. En principio, se habló de la enfermedad del legionario, luego, el Ministerio de Sanidad cambió de parecer y afirmó que se trataba de una neumonía atípica. No fue hasta el 17 de junio cuando se llegó al convencimiento de que la causa estaba en el consumo del aceite de colza. La mañana siguiente, ABC explicaba a sus lectores: En España, el aceite de colza industrial ha sido mezclado con anilinas y con aceite de oliva, dando lugar a un producto que tenía el mismo olor, color y sabor que el aceite normal de oliva, y El juicio fue el 30 de marzo de 1987 con 38 empresarios acusados. El proceso judicial duró año y medio y 18.000 personas esperaron como afectados. Al final solo dos acusados terminaron con penas privativas de libertad, el resto, con penas menores cumplieron la condena en prisión preventiva o bien fueron absueltos de todos los cargos.
Tres años después, el Tribunal Supremo aumentó las condenas, en especial las de algunos aceiteros. Se declararon insolventes por lo cuantiosas de las indemnizaciones. Ante esta tesitura, los abogados de los afectados exigieron responsabilidad al Estado por las negligencias de los funcionarios. Tras 16 años de espera, se terminó condenando a dos funcionarios y a la administración como responsable civil subsidiaria, a fin de restituir el total de las indemnizaciones, demorándose el pago más de 20 años
El Caso metílico en Galicia
La denominación popular caso del metílico designa un brote de intoxicación alimentaria acaecido en España, principalmente en Galicia y en las islas Canarias, durante la primavera de 1963, por consumo de bebidas alcohólicas elaboradas a partir de alcohol metílico, con el resultado de 51 fallecidos oficiales, en realidad y sin diagnosticar fueron miles, 9 personas ciegas con el mismo dictamen Aquí se pierde la cuenta del número de afectados.
El escándalo por el consumo de alcohol adulterado que vivió Galicia en la primera mitad de la década de los años sesenta del siglo XX. El investigador de este suceso Fernando Méndez, así como el fiscal que investigó la causa, Fernando Seoane siempre han sostenido que a consecuencia del mismo fallecieron miles de personas, aunque en el recuento oficial de la época consten tan solo medio centenar, repartidas, principalmente, entre Galicia y Canarias, los territorios más afectados por el consumo de alcohol que debía ser destinado al uso industrial.
En Galicia se produjeron muchos decesos extraños, todos de forma repentina, hasta un total de 14, muchos de los cuales fueron achacados a meningitis y a otro tipo de dolencias y enfermedades. A todo ello se unieron los ancestrales prejuicios de una sociedad eminentemente rural, anquilosada en viejos ritos y creencias, a practicar las autopsias a sus fallecidos, unido al estigma social que causaba el consumo de bebidas alcohólicas sobre todo en mujeres. "Eso pasa por beber" era poco menos que el lema que se lanzaba desde instituciones y organismos oficiales que se desentendieron en todo momento del grave drama que vivían muchas familias gallegas y canarias.
La alarma saltó precisamente en el municipio canario de Haría, situado en el norte de la isla de Lanzarote, cuando repentinamente fallecieron varias personas en febrero de 1963, tras haber consumido, licor café, que contenía junto a la ginebra el mayor procentaje de metílico, el mortal tóxico que se le había añadido. Casi todos ellos pescadores. Los síntomas más comunes eran un fuerte dolor abdominal, al que proseguían vómitos y ceguera, que, en la mayoría de las ocasiones, terminaba con la muerte de la víctima. La primera en percatarse de que algo extraño estaba pasando fue la farmacéutica titular del municipio Elisa Álvarez Obaya, inspectora de sanidad, al percatarse que todos los fallecidos habían ingerido la misma bebida. Con unos medios rudimentarios, pudo determinar que el líquido tomado contenía alcohol metílico, destinado a usos industriales. Su actitud, muy valiente, le costó amenazas procedentes del sector destinado a la venta de bebidas alcohólicas, además de distintos empresarios que se sentían perjudicados por las investigaciones que había realizado la farmacéutica.
Primeras muertes en Galicia
Las noticias de los primeros decesos en Galicia los publicó el rotativo Faro de Vigo, el 30 de marzo de 1963, da cuenta de tres fallecimientos por ingerir alcohol (dixit) en malas condiciones en la comarca de Carballino, la zona más afectada por esta intoxicación masiva. Indicaba que tres habían perdido la vista por el mismo motivo. Otros casos similares se estaban dando en municipios próximos y de la misma comarca. De hecho, el médico titular de San Cristóbal de Cea, José Novoa Santos, recordaba el caso de un labrador que fallecía de forma muy rápida a finales del año anterior, 1962. La nómina de fallecidos en distintos lugares y localidades de Galicia iba in crescendo de forma muy abrumadora en muy escasas jornadas. En abril de 1963 fallecían tres personas en A Costa da Morte, en el municipio de Laxe, por haber ingerido licor café adulterado con alcohol metílico.
Hubo ceguera en adolescentes, tiempo de exámenes, un vasito de licor café, una yema de huevo batida, azúcar y?el mejor y más casero suplemento alimenticio para el chico/a. Al cabo de unas horas el dolor de cabeza se hacía insoportable. Diagnostico: encefalitis o meningitis? nada se llevo tanta gente en más cruel asesinato por envenenamiento y enriquecimiento ocurrido en Galicia.
Juzgados los asesinos delincuentes, fueron 2 años a la cárcel y? a disfrutar de las ganancias. Otra vergüenza, otro indicador que no estamos preparados para hacer frente a lo desconocido.
Nadie ponía en duda que tantas muertes en tan poco tiempo obedecían al consumo de bebidas alcohólicas (ron, licor café, aguardiente o ginebra) Un fuerte dolor de cabeza, vómitos, pérdida de consciencia y fallecimiento certificado "encefalitis aguda"
Al igual que los homicidas de la colza, pusieron a buen recaudo sus bienes, con la finalidad de declararse insolventes a la hora de tener que indemnizar a los afectados. Se pasearon por Orense con la cabeza alta, sus hijos y nietos ídem. ¡Que solos se quedan los muertos! Para espíritus corrompidos jamás les reconoceré el honor.