OPINIóN
Actualizado 02/07/2020
Manuel Rodríguez García Marogar

¿Usted ha sufrido alguna vez la malintencionada crítica mediante algún anónimo? En los últimos tiempos, las cacareadas redes sociales manejan con absoluta impunidad este sistema mezquino de crítica fácil sin ninguna responsabilidad consiguiente. Opine en un momento determinado sobre un futbolista, o un equipo, y espere las respuestas. Difícilmente encontrará una opinión contraria con los consiguientes razonamientos para convencerle de ciertos matices, o de la totalidad de los argumentos esgrimidos, también lo normal es que reciba descalificaciones e insultos, sin más. Y todo amparado en el anonimato.

Dice algún jurídico que los delitos de injurias y calumnias tienen aspectos comunes aunque se tratan de figuras distintas con importantes diferencias. Ambas recogidas en el Título XI del Libro II del Código Penal, con el título de "delitos contra el honor". El delito de calumnias se cometerá cuando una persona le imputa a otra la comisión de un hecho delictivo con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio de la verdad. Por el contrario, el delito de injurias lo que castiga son aquellas conductas que una persona realiza contra otra y que van dirigidas a lesionar su dignidad, estima o fama, exigiéndose un ánimo de injuriarla. Y estas actitudes se prodigan con demasiada facilidad, e impunidad. Si nos quedásemos en el ámbito del fútbol, hay cientos de opiniones todos los días que rallan en figuras similares a las apuntadas, no digamos, incluso, en las crónicas periodísticas. Pero la costumbre acaba por hacer ver que "todo es muy normal", simplemente porque los profesionales ganan mucho dinero y deben aceptar la crítica (Sin duda, ésta se sobrepasa en demasiadas ocasiones), así como que los aficionados pueden "ofender" porque pagan un carné o entrada al Estadio que "le da derechos?

Y repasando frases hechas sobre el particular, me ilustran al respecto:

· "En una discusión, el primero que se incomoda es el que menos razón tiene".

· "Las mentes brillantes manejan ideas; las mentes corrientes hablan de actualidades; las mentes mediocres hablan de los demás".

· "Si tengo la razón nadie se acuerda; si estoy equivocado, nadie lo olvida".

· "Para evitar la crítica, no hagas nada, no digas nada, no seas nada".

· "El hombre tarda dos años en aprender a hablar. Y el resto de su vida para aprende a callar".

Pero estas reflexiones hay que ponerlas en contexto. La diferencia de criterios, las distintas opiniones, ayudan a mejorar nuestro pensamiento. Pero, lo peor, es que te encuentres con opiniones distintas mediante "anónimos" que horadan por debajo, por detrás, con comentarios malignos y descalificantes. Ellos son felices así, tienen la desidia y el mal gusto de los "chivatos", ir en contra de algo, sobre todo de personas, pero nunca de frente? Pero hay que combatirlo, no desesperarse, contar con esos elementos destructivos de la convivencia para enfrentarse a ellos con argumentos sólidos.

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