Julio es arrogante entronizando el sol vigilante que se desparrama sobre los cuerpos varados en los campos y que se abraza a la tierra, sacralizando el verano, la estación de la luz que declina cuando agosto está mediado.
Julio es un cartel, un pasquín pegado en una pared que anuncia las maravillas del verano que junio inauguró. Es una postal, un guiño de color en una foto colgada en Facebook, el código de barras de las vacaciones anunciadas mientras los sueños de paraísos de colores son el paisaje imaginado en las terrazas antes de descorrer las cortinas del alba.
Cruza el cielo una bandada de pájaros y escriben códigos secretos en el viento mientras el paseante mira cómo se arremolina la brisa en el camino.
Julio vive en la memoria de los días luminosos, es víspera de otras jornadas todavía por venir, la trilogía de los tres largos meses julio y agosto y casi todo septiembre, gavilla de esperanzas vanas, oasis en un desierto cercado por espejismos, julio de julios, séptimo mes de una docena que totaliza el año que ya va por la mitad.
Hoy es julio gocemos este mes, participemos del regocijo, del regalo de la luz y del verano que llega, prendidos de la poesía y de la música como si de una sinfonía armónica se tratara en la evocación de los días por venir.
SOL DE JULIO
Voy por donde quieras,
tú me llevas, luz de julio
he ido contigo, y vuelvo.
y no quiero nada,
ni siquiera aquello
que ayer era un sueño.
Todo es espuma de lo lejano
las voces, rojas y verdes
los aterciopelados pétalos
de las rosas que se mecen en el jardín
secretos del día y la ciudad.
Vencido y ceñido a ti
voy dócil a tu voluntad
voy en tú juego
de luces y sombras
para jugar y huir,
porque tú me llevas
secuestrado a lo eterno
y te haces ansia y oleaje
crin de caballo
galope por el viento
luz de julio.