No siempre el que tiene más motivos para callar se abstiene de sacar la lengua a paseo. La osadía constituye un rasgo de la conducta humana muy propio de aquellos tan pagados de sí mismos que se permiten ignorar la memoria ajena.
Sin duda es el caso de Antonio Sáez, el que ha sido consejero de Sanidad de la Junta entre 2011 y 2019, quien el pasado fin de semana se descolgaba con una tribuna en "El Norte de Castilla" lamentando las debilidades mostradas por el Sistema Público de Salud ante la irrupción de la Covid-19. Un lector recién aterrizado desde otro planeta podría pensar que el autor es un convencido defensor de la Sanidad Pública, y desde luego en ningún caso sospecharía de que se trata del ejecutor de los drásticos recortes aplicados al Sistema Regional de Salud durante la anterior crisis económica.
Sáez se ejercita como "profeta del pasado" y de forma además harto sesgada carga toda la responsabilidad en el gobierno Sánchez, olvidando el pequeño detalle de que las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas, en el caso de Castilla y León desde 2001. Y por supuesto obviando el grave deterioro sufrido por el Sacyl a causa de su nefasta gestión al frente de la consejería, durante la que los tijeretazos en el gasto sanitario contrastaron con el espectacular incremento del canon abonado por la Junta a los adjudicatarios del hospital de Burgos.
Esa nefasta gestión provocó un creciente malestar ciudadanos a lo largo y ancho de la comunidad que culminó con las multitudinarias manifestaciones celebradas en Valladolid clamando por una dimisión que nunca se produjo.
Tras ser relevado en el cargo a la llegada del actual gobierno bipartito de la Junta, Sáez no había vuelto a abrir la boca. Ni siquiera se defendió -y quien calla otorga- de las acusaciones del actual equipo de la consejería de Sanidad, que denunció el falseamiento de las listas de espera quirúrgicas en los hospitales públicos, manipulación corroborada por el ex director del Hospital de Ávila, el actual procurador autonómico Pedro Pascual.
Por ello, con esos antecedentes, hace falta tenerlos cuadrados para salir a la palestra a pontificar sobre las debilidades mostradas por el Sistema Público de Salud ante la Covid-10.